Byron Pernilla

Una persona con discapacidad en silla de ruedas está frente a una ventana en la penumbra de una sala decorada de temporada navideña.

Discapacidad: cuando te sientes solo en navidad

¿Cuantas veces nos hemos sentido solos? Sí, no importa el que tuviésemos personas o familiares al lado. Es un sentimiento tan humano como la alegría o el llanto. Hay quienes pueden externar sus sentimientos, así como hay quienes se guardan las emociones o simplemente les son indiferentes. Todos actuamos según nuestro carácter y de acuerdo a como nos vaya en la feria de la vida.Leer más »Discapacidad: cuando te sientes solo en navidad

De madrugada, en una calle desierta una voluntaria está a la par de un camión con baños portátiles

Voluntariado: ¿Qué hacemos aquí?

Abres los ojos y de golpe piensas en lo que hace falta, y cuanto eso afectará a otras personas. Son las 3:45 de un día cualquiera, intentas acomodar la cabeza para intentar dormir de nuevo pero los pensamientos no te dejan, acomodar el cuerpo está descartado, eres un tetrapléjico y no puedes dar vuelta en la cama (hay quienes pueden, yo no). Esa es la primera madrugada, y se repetirá… Leer más »Voluntariado: ¿Qué hacemos aquí?

Dibujo de un cuarto en donde se ve un diagrama de ideas y un ejecutivo en silla de ruedas.

Emprendimiento y discapacidad

Ser emprendedor es difícil, más ahora que el mundo se caracteriza por ser de personas que se indignan por todo, en el que se critican las ideas por buenas que sean, en el que las personas que no escriben buscan un signo de puntuación mal escrito para burlarse y jactarse de su maestría en gramática; en este superficial planeta de nunca jamás gobernado por fotografías de vidas perfectas.Leer más »Emprendimiento y discapacidad

¿Perdedores?

Perder es parte de la vida, ya sea un billete, una moneda, un trabajo, una amistad o un amor, por ejemplo. La cultura de “sin límites” es, si nos ponemos a pensar, fantasiosa. Quizá la frase ayude a un determinado conjunto de personas, enfocado en determinada idea o circunstancia, pero su aplicación en lo general no es aconsejable.Leer más »¿Perdedores?

Mi amigo Gay

Era una época de transición, recién había caído el Muro de Berlín, el desastre tocaba a las puertas de los países comunistas, y el mundo se relajaba, tanto así, que el despelote trajo una epidemia que sacó los más bajos prejuicios de la sociedad occidental.

Yo por aquellos días ya había aceptado mi tetraplejía, y ayudaba en la casa hogar que me acogía. Me tocó compartír habitación con “Celeste”, un joven con SIDA (casualmente había una paciente mujer con el mismo nombre), era un momento en el que el virus era garantía de muerte y hacia estragos a mediados de los noventas. El hospicio donde vivía era para personas desahuciadas y sin familia, pero la epidemia empezaba a cambiar al tipo de pacientes. Yo era el único chico sin problemas mentales, por lo que al llegar Celeste, la directora pensó que sería el mejor anfitrión.Leer más »Mi amigo Gay