Marca Personal: ¿Y tú quién eres?

Hablar de marca personal suena a capitalismo me dijo un amigo, nada extraño para mi, viniendo de un socialista de buena cepa. El término está hoy día relacionado al Marketing y la Web 2.0, existen cursos que específicamente desarrollan la idea, enseñan una teoría de la cual (aunque no se den cuenta algunos) todos practicamos.

Es importante en este mundo que piensan de ti, por ahí un *pensador dijo “Nadie es una isla”, frase célebre que echa por tierra aquella premisa de: “Si me quieren, me querrán a mi modo…” de ellos están llenos los lugares olvidados de este mundo, y por eso hay tanta gente amargada en el final de su vida.

Edificar una marca personal no es fácil, la teoría escrita te lo dicta, pero para ese entonces tú ya arrastras un prestigio, que si no es el adecuado, costará reconstruir, actualizar. Pero igual no debes apegarte al libreto, tanto que llegues a parecer un ser irreal, santificado o vulgar. La marca personal debe llevar implícita tu esencia, esa que a nadie sorprendería al conocerte. Qué triste decepción cuando conoces a alguien con imagen contraria a lo que es.

autenticidad

Somos únicos

Habría que apuntar que nadie es perfecto, que somos contradictorios, pero hay de errores a errores. Si hay errores que nunca podrás olvidar, debes saber que la sociedad tampoco olvida. Podría resbalarnos, pero si pretendes no ser mediocre, debes cuidar tu nombre, más bien: eso que viene a la mente de quien lo escucha.

Hoy día pesa lo que se piensa de una persona, para alegría de algunos y desdicha de otros. Un empleo, una referencia, un favor, amistades, Etc. dependen mucho del prestigio, de quien eres.

Si alguien quería antes saber de la marca personal de alguien bastaba con preguntar en la tienda de la cuadra, claro, con la suerte que el tendero (a) fuera de esas personas altamente comunicativas y consejeras (metiche y chismoso jaja), lamentablemente siempre habrá alguien así, y no necesariamente será la bendita tendera. Por lo tanto, si bien es cierto lo que se sabe de alguien no es letra muerta, referirá una idea primaria.

En la actualidad los jefes de Recursos Humanos acuden a las redes sociales para tomar las ultimas decisiones, te rastrean y nada de lo que hayas publicado se borra, aunque eso crean algunos, solo debieran ver los términos de privacidad que han aceptado. Eso es en los rastreos medianamente importantes para una persona o empresa, si habláramos de cosas trascendentes solo habría que echar un vistazo a la elección de puestos públicos en donde la prensa no tiene piedad, cosa buena para la democracia. Y si seguimos escalando en cuanto a impórtate, basta saber del programa clandestino de vigilancia tecnológica de EE.UU. desvelado por Edward Snowden, que se refiere a un seguimiento de lo que hacen individualmente los ciudadanos en Internet, cosa que hizo exiliarse al hoy moscovita Snowden.

Cómo actuar

Eso creo que es sentido común. Veamos. Tengo a una de mis mejores amigas que es exactamente lo mismo que ves en sus redes, muy poco comunicativa pero de un mensaje directo, sin indagar mucho, ves su forma autentica de ser, es una gran profesional y no necesita decirlo, es bella y no lo alardea, y si te andas con babosadas, te lo dirá sin miramientos. Ella sabe en dónde está y todos lo sabemos. Otra de mis amigas es bella, no lo esconde y es muy activa en las redes, siempre busaca como ayudar. Las dos tienen algo en común, son auténticamente buenas personas, conocerlas no trae sorpresa, solo la satisfacción de haber estado con ellas.

Lo cierto es que si bien la opinión de las personas importa, se debe dimensionar adecuadamente pues esa opinión no debe cambiar nuestros principios, la clave es un buen balance.

En lo que me atañe, creo que mis jefes saben bien mis gustos y aficiones. Si dudo pregunto, si crítico lo fundamento y si trabajo, me dejo la piel. Para nadie es un secreto que me quedé atrapado en la música ochentera, pero que igual me gusta lo poco bueno de hoy día. Que amo la vida y que mis amigos son de quienes pasan hambre si hay alguien que puedan dar de comer. Que soy el peor de los cristianos, y es que prefiero hacer que hablar. Lo único que deseo es que el día que me equivoque, a pocos sorprenda, pues claramente saben mis defectos y es que la vida es un aprendizaje.

Todo lo anterior no significa un estándar de cómo actuar, cada quien debe ser quien debiera ser, ello lo dictan sus objetivos de vida, sus propósitos y valores. Un prestigio lleva años de construcción, pero lo puedes destruir en segundos, y te lo recordarán. Dar la imagen de odioso, vanidoso, mal hablado, aprovechado, persona oportunista, mujer fácil, dar lástima, exhibicionista, tonto, iletrado, fracasado, mal amigo, Etc. es muy pero muy fácil. El ser una persona de prestigio es para algunos un tanto difícil, en ello arrastras tus ideales y valores.

Conclusión  

Debemos cuidar nuestro léxico, apariencia y amistades. No necesariamente un buen léxico es sinónimo de buena persona, ni una buena persona es sinónimo de buen amigo. Debemos edificar una imagen digna y en ella transmitir implícito quien realmente somos. Todo lo que queramos se puede hacer público, pero de una forma adecuada. Hay que tener claro a donde se va, pues lo que hoy haces será lo que determinará en dónde estarás; y nunca perversamente lastimes a alguien públicamente, el tiro por la culata te lastimará; si alguien lo hace con tu persona, deséale suerte, seguro la necesitará.

Y cuando ya no estemos, lindo será saber que quien nos quiso, no se avergonzará cuando nos mencionen.

Un artículo de Byron Pernilla

*John Donne, poeta inglés.

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