Ser agradecido

Enfrente de una casa de nylon y lámina, un niño en un calzoncillo amarillento, como de 5 años, camina descalzo, en la mano lleva una botella plástica de lo que alguna vez se vendió como jugo de naranja. El infante mete una pajilla (sorbete, popote, Etc.) en aquel recipiente sucio, succiona como jugando a que había líquido, al parecer si hay, a saber qué. Una persona adulta lo observa, quizá su madre, pero está más interesada amarrando unas bolsas grandes de basura.

Debido al trabajo social que desarrollamos, fuimos a visitar una aldea situada a orillas del tristemente célebre Lago de Amatitlán, muy cercano a la ciudad y que se ha convertido en su desagüe. Es un lugar que, luego de recorrer como media hora en camino de tierra, te parece un territorio olvidado por la civilización. Cuadros de pobreza, el olor, los mozos sucios de lodo y el paisaje de un río espumoso de aguas negras, son muy deprimentes.

Ahí es donde duele la corrupción, la arrogancia de los que mienten y creen que solo roban dinero cuando se llevan la esperanza. Ver esos cuadros de necesidad te hacen apreciar lo que tienes, a ser agradecido. Es lindo tener un lugar calentito para dormir, así como la oportunidad de desarrollarte como ser humano.

Observando esa masa de agua verde se me estrujó el corazón, cuánta gente ha muerto ahí, por ejemplo un muchacho que al dar un paseo con su chica, desapareció y el padre desplegó anuncios esperanzado que apareciera vivo, y pues no. O la lancha que se hundió por la festividad del 3 de mayo, llevándose la vida de un niño. Lo anterior solo lo reciente, incluso ahí dejé yo la movilidad de mi cuerpo…haaaa, ahora entiendo el porque me estremeció tanto verle de nuevo.

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Vista cercana del lago 2016

Ya alejándonos, observando como aquel lugar se iba perdiendo entre el polvo y la bruma, mis pensamientos se confundían entre recuerdos y lo que hoy pasa. Las memorias visualizaban aquellos mis últimos momentos de pie en un muelle, esos instantes en cámara lenta, ver las aguas frente a mí, sentirme libre, quitarme el reloj y acabar con migo. Cuánto ha cambiado mi vida ese tonto instante, y pos al final ni culpa del lago fue, solo fue un garrafal error de cálculo, cosa que no cura ese sentimiento de tristeza al recordarlo.

Este lago sí que algo tiene, pensé. Hace poco más de un año la vicepresidenta Roxana Baldetti dijo haber encontrado la fórmula mágica para limpiarlo, que antes de fin de año invitaría a comer pescado del lugar. Saber si lo que sucedió fue por meterse con el lago, quizá que ofendió la inteligencia de la mayoría, o que recibió su merecido al ignorar la miseria de muchos que viven alrededor de aquel tétrico lugar; Lo cierto es que antes de terminar el año estaba en la cárcel.

Sí, a veces nos quejamos por el clima, lo lento de los dispositivos móviles, el tráfico, Etc. imaginemos que hubiese sucedido si hubiéramos nacido en aquellos lugares olvidados. La vida es el privilegio de sentirse vivo, nada, ni el dinero, las posesiones o nuestra musa, pueden darnos el sentimiento de libertad. Las insanas ambiciones, los rencores, el ego y las envidias pueden robarte la vida, como la perdí yo con una mala decisión por ignorancia.

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La buena noticia es que no solo tenemos el privilegio de vivir y disfrutar, sino también, la oportunidad de ser mejores personas al servir llevando esperanza.

Un artículo de Byron Pernilla

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