Aceptación, discapacidad y redes sociales

Byron Pernilla

Byron Pernilla

Según mi experiencia, que no la verdad absoluta, de las cosas más difíciles para una persona con discapacidad (PCD) es la aceptación de su condición, influenciada principalmente por la sociedad y sus estereotipos superficiales.

Últimamente por los convivios, en la calle me he topado con personas con discapacidad tristes, cohibidas y temerosas; ellas señalan como culpables a la sobreprotección, la sociedad, y por que no, a la discapacidad. Dos personas me preguntaron como hago lo que hago si ni sentarme solo puedo, porqué no me frustro. Una PCD me dijo que ella era tan repulsiva (lo cree) que ni en las redes sociales tenía tantos amigos como la mayoría de PCD. Todo lo anterior dio pie para que escriba algo de lo que respondí a las referidas personas, con la intención de que sirva a más de alguno. Hay pensamientos que ya escribí, pero que vuelvo a describir al haber lectores que invité y que leerán este blog por primera vez. Saludos a la chica de la plazuela y al pibe rosarino.

¿Cuánto tardé yo en aceptarme?

No tengo noción del tiempo exacto, después de un año en cama, fui a parar a un hospicio, quizá ahí tardé como quince días en volver a intentarlo, mucho tuvo que ver el entorno (enfermeros, pacientes desahuciados y amigos) y la adaptación, así como creatividad que Dios me regaló. Creo que es fundamental ocupar tu mente en actividades productivas, ello puede ser leyendo cosas que te dejen algo, pintando, ayudando en labores de casa, cuidando tu apariencia, Etc. Todo esto lo hice en aquel lugar llamado hospicio, para muchos tétrico, pero que me enseñó a valorar mi vida y a saber que hay quienes sufren muchísimo más que yo.

Tu mundo

Recuerdo haber estado en una habitación que compartía con una persona afectada por un derrame cerebral, como de 60 años que no hablaba, y un chico con discapacidad cognitiva, el cual gritaba por las noches, por lo que hizo que mis primeras madrugadas ahí fueran eternas. El cuarto era de color verdoso, cuya pintura se diluía entre manchas negras del tiempo, su cielo falso era blanco, este también ya oscurecido, y un piso a cuadros blanquizco; creo que hubiese sido un buen lugar para una escalofriante pesadilla o una lica de las de Hostal.

Pero inventé mi mundo, tenía arriba de mi cabecera una postal de los Rojos y a un costado de la cama un poster gigante de Thalia, así como una foto de Guns N’ Roses (la primera mi platónico y pecado popero, mientras el segundo mi mero mosh de entonces). En mi cabecera tenía peluches sobre una radio grabadora. Por las tardes, cuando a todos los sentaban a ver televisión, yo prefería ir a mi cuarto para escuchar música y leer. Recuerdo como me molestaban por usar atomizador y andar cuidando mi pelo, entonces largo. Lo anterior son venalidades, cierto, pero eso de preservar mi esencia, del quien soy y quererme a pesar de mi pobreza y discapacidad alta, fue a mi pensar, fundamental para ser lo que ahora soy.

La sonrisa de la aceptación.

La sonrisa de la aceptación.

La vergüenza

La primera vez que salí a comer fuera tuve vergüenza, me tapé con escote de tortuga una cicatriz que me dejó la operación de cervicales en mi cuello, pero fue súper incomodo que me movía tanto que preguntaron si tenía alergia, al final de la salida ya me lo había quitado. Recuerdo la vez que en Pollo Campero intenté comerme solo una hamburguesa y se me cayó, ensuciándome todo, rodando por el suelo en medio del ruido de los platos de quien quiso evitarlo. El orgullo y mis dedos inertes pasaron factura.

Descubrí que prefiero la comodidad en vez de la apariencia, que torpe esconder algo que atrae las miradas, cuando basta y sobra con la silla de ruedas. Supe que es mejor el placer al degustar alguna comida que me ayudan a comer, que la opinión de quienes me ven y a quienes quizá nunca vuelva a ver en un restaurante; claro, lo que puedo lo hago, incluso ahora viajo con mi cuchara especial.

Quererse

Creerse “especial” por tener discapacidad es uno de los motivos de la desvalorización de muchos, suena contradictorio, pero no, se es especial para UNO MISMO con y sin discapacidad, la esencia de un ser único e irrepetible. ¿Tiene esto que ver con discapacidad? Si fuera de esa manera y lo lleváramos al terreno de las etnias, sería racismo, con nadie más que con uno mismo.

“Es que tengo miedo de sufrir”. Me dijo una PCD. Creo que todos tenemos miedo a sufrir aun más de lo que la discapacidad nos a regalado. Sería como el tipo de aquel cuento que por miedo a terremoto murió bajo su cama y no quiso disfrutar de la vida, cuando lo único seguro de esta vida es la muerte, luego de la cual a nadie le interesa que hayas hecho.

"El valor no es la ausencia del miedo, sino el miedo junto a la voluntad de seguir".

«El valor no es la ausencia del miedo, sino el miedo junto a la voluntad de seguir».

Aceptarte no es decirlo, es amar tu mente y alma, ello se verá, se sentirá simplemente con tu actuar. Una silla de ruedas no es vergüenza, es una vergüenza estar en silla de ruedas y ser adrede mentiroso, falso, hipócrita, desleal, mal hablado, corrupto, aprovechado por la condición, con dinero pero inservible, ladrón, Etc.

Yo veo muchas personas que apelan a la discapacidad para ser ALGUIEN en la sociedad, es como lo que ellos llaman la “demostración al mundo de que se es capaz”. Es como el espejismo de las redes sociales, de quienes tienen miles de amigos e iguales “me gusta” o “retwitt”, cuando ello solo interesa a quienes piensan sin valor. El “demostrarle al mundo” y lo vano hoy día de los amigos virtuales es la más pura naturaleza de la superficialidad.

Ninguna PCD tiene nada que demostrar a nadie, nada más que así misma. Es la opinión de la propia persona la que debe contar, aun siendo políticamente correcta la PCD puede presentar su cara más autentica, sin como muchos pretender  ser santos o llegar a lo bajo. Como en las redes sociales, un millón de veces tener 50 amigos que te leen, 30 que de vez en cuando hacen publico que les gusta lo que publicas, 20 que crean en ti, 10 leales y 5 que ahí estarán cuando necesitas ayuda, que 5 mil amigos a quienes solo les interesa lo vano, pretencioso y superficial de una falsa imagen a quien ayudaran si reciben algo a cambio.

Son mejores los amigos auténticos, sinceros y leales.

Son mejores los amigos auténticos, sinceros y leales.

Trata de disfrutar tu música (cualquiera que fuere), tu comida favorita, tus series o películas, tu peinado, tu estilo, tus amigos, tu fe, Etc. Trabaja, empléate, en cualquier oportunidad honrada que veas, A veces hay un precio que pagar, lo sé, lo he vivido y sufrido. ¿Pero sabes? Vale la pena cuando tú mismo te reconoces por algo mucho más valioso que la discapacidad: tu obra y personalidad.

Si te amas, alguien amará eso. Que importa que el mundo vea hacia otro lado si tú tienes quien vea hacia ti. Pero incluso, si nadie te ve, igual, es dentro de ti en donde encuentras el amor, el propósito de tu vida. Es en tu entorno cercano en donde está el valor de la vida, entorno que solo tu creas, en donde te creen, valoran, aprecian y confían en ti, si, ese en donde y hasta puedes cambiar el mundo de alguien al ayudarlo, aunque tú estés sufriendo.

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Un artículo escrito por Byron Pernilla para Asodispro

Les deseo un muy feliz 2015

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4 comentarios en «Aceptación, discapacidad y redes sociales»

    1. Es difícil, trata de ser positivo, convéncete de que lo lograras de esta nueva forma, mientras más rápido menos tiempo perderás. Cuando es reciente un infortunio, es como una broma de mal gusto el que te digan que todo pasa con un propósito, pero es cierto, quizá ahora puedas ver lo que no veías y ayudar a quien no ayudabas, además de ser una bendición para cada persona que te ayuda. Saludos.

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