Lamentablemente no pude asistir a la discusión del aspecto laboral dentro de la iniciativa 5125, en donde se plasmó un 5% de obligatoriedad del estado en la contratación de PCD, así como un mínimo forzoso del 3% en el sector privado. En su totalidad la iniciativa concuerda en un 75%, aproximadamente, con la planteada en 2014, que presenté a la comisión de Salud del Congreso, y en la que tuve la oportunidad de participar junto a la Licda. Rosaidalia Aldana, quien fue la principal impulsadora.
Contexto
A nivel internacional son varios los países que han implementado el sistema de cuotas, que las hay con sanciones, sin sanciones, así como las no vinculantes sin sanciones. Aunque las cuotas de trabajo para PCD se originaron en Europa, no todos los países las aplican, algunos prefieren incentivar la contratación de PCD implementando medidas que atraigan a las empresas. Países como Estados Unidos centran sus esfuerzos en procurar la igualdad y no discriminación en la contratación laboral.
En Guatemala, en el Capítulo V sobre el empleo, de la Ley de Atención de las Personas con Discapacidad Decreto No.135-96, se intuye que el Estado “facilitará” lo concerniente a la inclusión laboral.
Mi planteamiento
Desde hace mucho yo he propuesto la idea de beneficios fiscales, intenté trasladar ello al gobierno actual. Esto refiere que las empresas privadas obtendrían la baja porcentual en impuestos, quizá el ISR, de acuerdo al número de empleados con discapacidad. Y es que es lógico, una empresa basa su actuar en la planeación, si su política prioritaria es bajar costos, terminará implementando una política hacia PCD. Respecto al Gobierno, ellos si deben tener una cuota, son quienes deben dar la pauta de una política inclusiva, además de ser un ente mantenido con el dinero de todos.
Opinión
Los principios que rigen mi vida, uno de ellos es creer que cada individuo es capaz de ser quien quiera ser. Me declaro liberal y no buscaré adornar mi filosofía con la bajeza populista de ser “humanista”. No creo en el asientecialismo para quienes pudiendo, ni siquiera lo intentan. Ser una PCD no implica ser sostenido por quien produce honradamente, salvo por altruismo, que es un valor irrestrictamente personal no obligatorio.
Mi opinión es la de un hombre con discapacidad, tetrapléjico, que jamás ha vivido del Estado, que no pudo acceder a su rehabilitación física ante la imposibilidad económica; pero de un tipo que tuvo la suerte de ser empleado por empresarios inclusivos, y que con mucha bendición lleva trabajando y aportando al país cerca de 25 años. Yo no estoy de acuerdo con la cuota obligatoria al sector privado, más y sin embarg, sí en la cuota asignada al Estado. Pero ello no implica estar en contra, si la mayoría de organizaciones de PCD creen que es lo que se debe hacer, democráticamente yo apoyo el bienestar de la mayoría. Poco se ha hecho en este país por la falta de unidad, a la vista lo que ocurre hoy con el sector justicia.
Podría escribir acá las aristas que sustentan mi cuestionamiento a esta parte de la 5125, pero llevaría mucho, incluso pensé en escribir sobre Richard Pimentel el primer gran activista pro inclusión laboral, pero lo haré en otro artículo. Lo que pretendo es dejar sentado que hay PCD que actuamos con plena convicción, con un trabajo a la vista y con conocimiento, esto debe separarnos de los oportunistas, de los que han vivido de la discapacidad sin hacer NADA y de los snob que pretenden hacerlo.
La gran mayoría de PCD no puede colgarse de quienes NO pueden laborar, hacerlo es como aquel líder magisterial que NO enseña y vive sin trabajar, colgándose de la niñez. Pero también debe entenderse que las PCD que laboran tienen más gastos, más obstáculos y más discriminación que cualquier otro grupo de la sociedad. Que una ley no es la solución, ni siquiera la actual se ha hecho cumplir. Quienes tenemos la fortuna de producir con discapacidad, debemos (si podemos) abogar por quien no puede articular palabra alguna, no pueden moverse o carecen de comunicación, por los condenados sin razón. Por tanto, que nuestros impuestos no solo sirvan para mantener tipos mezquinos e ignorantes con viajes, teléfonos, dietas obscenas, guardaespaldas, autos, Etc.
Byron Pernilla