Amores en silla de ruedas

cc55Conversaba con amigas y amigos en silla de ruedas sobre el día del cariño, de cómo hay tantas diferencias en el enamoramiento de nosotros, incide si adquiriste tu discapacidad o fue congénita, si tenías o no pareja al adquirirla, si te enamoras de otra PCD o alguien sin discapacidad, si eres de familia de dinero o si eres palado como yo.

Me cuestionaron si era más difícil galantear a una chica estando en silla de ruedas y sobre cómo darse cuenta si te quieren para algo más que amistad. Comparando mis noviazgos antes de mi lesión y los que tuve posteriormente, no hay diferencia, igual les llegué o me llegaron, igual me mandaron por un tubo e igual lo hice yo…bueno, eso creo.

Observando a mi alrededor, he concluido que querer a una pareja con o sin discapacidad no es diferente, lo diferente es quizá que una PCD muy probablemente se enamorará de alguien sin discapacidad, pero este último no sentirá lo mismo, no es una regla, pero es muy probable, y mientras más severa la discapacidad, mayor probabilidad. Una gran mayoría cree que una persona en silla de ruedas siente la emoción de querer, pero que no sabe de amar, pues eso solo lo percibe alguien “normal”. Pero si amamos, y de qué manera.

No escribiré (será en otra entrada) de aquellos que adquieren discapacidad estando ya con pareja, ahora escribo sobre quienes pasamos la prueba de la soltería sobre sillas de ruedas. ¿Cuantas veces me mandaron por un tubo? Pos no fueron tantas, yo me lancé hasta estar seguro de no hacer el ridículo, y aun así alguien pudo hacer suertes con mis sentimientos cual torero frío antes de clavar la espada del desamor, llevándose quizá una oreja y siendo sacada en hombros de la plaza.

te-ame

Cuando te quieren les gustará tu mirar, alguna expresión, por horrendo que seas (experiencia propia jajaja). Les dices lo lindo que ves en su persona, y haces la pregunta de los 20 millones: – Que te gusta de mi.- Si te responde: – Me gusta tu personalidad.- Estas frito. Si no contesta, huye.

Cuando te quieren y te declaras, quizá te darán un beso, tal vez te abracen con fuerza, o probablemente sientas las dos cosas. Si te dicen ¿Y cómo le vamos a hacer? Estás frito, quien te quiere previamente visualizó lo que hará.

Muchas personas ven tu silla antes que al ser humano, ello suele pasar en las cosas de cupido, las dudas se dan ante las dificultades de movilidad, en especial a futuro. Yo tuve la experiencia de escuchar decir a un familiar de mi pareja: “Como hubiésemos querido que no fuera a sufrir”. Ese es exactamente uno de los grandes obstáculos que se tienen, el creer que se sufrirá, y es tanto que se escucha ese mensaje, que muchos se rinden ante los augurios de la tormenta de una noche, perdiéndose de muchos amaneceres sublimes.

Debe construirse una vida basada en el trabajo, no hablar solo de discapacidad, no andar de resentido aunque la vida nos la haya puesto negra. Estudiante, graduado o sin estudios, hay que llenar la vida de cultura general, leer mucho, para poder debatir con cualquiera que tenga la mente abierta sobre música, geopolítica, filosofías, Etc. El peor error es creerse “especial”. Amar tanto tu vida que si alguien ve tu silla antes que tus talentos y logros, no merezca compartirlos.

Lo que describo es la perspectiva de años con y sin silla de ruedas, la mirada masculina del asunto, no son máximas, es experiencia. Lo hago pues hay que transmitir nuestro sentir, más allá del estereotipo angelical, o de reclamo; si me siento igual a todos, ¿Por qué no actuar y escribir como todos? Una silla de ruedas condiciona mi vida, pero no me dice a qué mujer amar, me ayuda al acercarme a ella.

Quienes se dan la oportunidad, deben prepararse para sentir el pecho estrujado por el peso de la tristeza, el enfado y la ansiedad del desamor. Y es que aquel cuento del primer amor para toda la vida es la ciencia ficción que un día creímos al pretender ser príncipes y princesas que serían felices para siempre.

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De Byron Pernilla

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