Cómo llegué a querer a mi pareja
No me gustaba su presencia, sentía su mirada fría, pesada casi odiosa. No me explicaba como ella había llegado a mi vida de improvisto, y sin tener nada en común se había adueñado de mi vida; y aunque aún no me atrevía a entregarme totalmente, ahí estaba ella, tan cerca de mis más inconfesables sentimientos, al asecho de lo que quisiera, tan cerca de mi lecho.Leer más »Cómo llegué a querer a mi pareja