En el año 1992 la Organización de las Naciones Unidas proclamó el 3 de diciembre como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, esto al haberse concluido ese año con el decenio para los “impedidos”. El objetivo de tal declaración era que los países miembros fomentaran la integración social de las personas con capacidades diferentes. A continuación una perspectiva sobre la discapacidad en Guatemala.
El derecho a la accesibilidad
El alcalde capitalino Álvaro Arzú prometió que el nuevo servicio de buses Transurbano contaría con unidades que tendrían rapas para el acceso de personas en silla de ruedas. En la Web de Transurbano hay una sección que indica como una persona en silla de ruedas puede subir a uno de sus buses y hasta una foto ilustrativa esta publicada, pero es falso, esas unidades no existen. Al realizarse una llamada telefónica al 1509, la persona que contesta refiere que las unidades están previstas para que entren en funcionamiento cuando se de la autorización, pero que no sabe de que depende la autorización o cuando ocurrirá. Nosotros podemos agregar que las unidades en circulación presentan serias dificultades para personas no videntes, personas que utilizan implementos ortopédicos y personas con sobre peso, esto debido al limitado espacio para su ingreso.
El problema gira en torno a un negocio, mientras esté se concreta los gobernantes lo justifican con promesas que después no cumplen pues es el negocio el que interesa. Lo hecho por la comuna capitalina en el Trasmetro es loable, con ciertos desatinos, pero por lo menos se ve la intención de cambiar a una política de accesibilidad, apuntándose que lamentablemente el referido servicio tiene un limitado recorrido en zonas exclusivas por lo que lo hace poco disponible para la gran mayoría de personas con discapacidad.
El presidente del Congreso Roberto Alejos sufrió un problema corporal que le obligó a usar silla de ruedas. Durante su discapacidad se implementó una rampa para que el ingresara al hemiciclo parlamentario, y llegó a decir que desde ese momento intercedería para hacer más accesible la ciudad. Se reestableció y la promesa quedó en el olvido.
En lo privado, si hay más conciencia, que en años anteriores. Los centros comerciales son de fácil acceso, así como los establecimientos de la 6ª avenida y zona 10; lo crítico es que estos siguen siendo lugares exclusivos a los que no todas las personas con capacidades diferentes tienen las posibilidades de asistir. El problema persiste en edificios antiguos, especialmente en las dependencias estatales. Lo sencillo sería la toma de medidas en el código municipal de construcción, cosa que debiera verse como una inversión pues el segmento poblacional de personas con discapacidad son potenciales clientes y/o consumidores. Un último apunte sería que nadie en este mundo está exento de adquirir una discapacidad y que cada segundo alguien en este mundo adquiere una discapacidad no importando las causas.
El empleo
Es muy difícil acceder a un empleo en Guatemala, más aun si la persona es de capacidades diferentes. El asusto versa en cuanto a los que manejan el departamento de recursos humanos en las empresas, esto pues en Asodispro hemos comprobado que muchas veces el empresario si está dispuesto a contratar a una persona con discapacidad, pero los de recursos humanos no se enteran y la persona con discapacidad es rechazada por esos mandos intermedios. Afortunadamente, hay en este país empresarios son concientes de la problemática.
Por aparte existen organizaciones como ODIM, que brindan talleres de capacitación a personas con discapacidad, esto en diversas áreas como la elaboración de productos, hasta el desarrollo de cursos de liderazgo, autoestima y empresarialidad.
La perspectiva de una gran parte de la sociedad con respecto a la discapacidad
Guatemala, como el resto de países latinoamericanos, carece de una educación sobre la problemática de la discapacidad. Arrastrando ya los mitos inherentes a la ignorancia, uno de los daños más grandes a la comunidad de personas con discapacidad fue que años atrás un evento que se realiza anualmente para la recolección de fondos para niños con capacidades diferentes mostró imágenes lastimeras de infantes. En los videos aparecían niños arrastrándose en suelo de tierra, y pidiendo entre balbuceos ayuda para la referida entidad. La transmisión de esos videos creo una imagen de vulnerabilidad, que por supuesto existe y es obvia, que despertó un sentimiento de lastima a la que se apelaba para donar dinero. Es innegable la ayuda que los niños reciben en los centros de esa entidad, pero todo se construyó a costa de la dignidad de ellos, arrastrando la de personas que no son parte de esa organización. Ahora ya no hacen eso, pero el daño esta hecho.
Lo anterior se suma a un incontable numero de personas con discapacidad que mendigan en la vía pública. Muchos de ellos son causa de la baja escolaridad, fruto de la pobreza de sus familias, y que al no tener opciones en este país optan por la caridad; en ellos se puede justificar la mendicidad. Sin embargo, hay quienes si podrían realizar más de un trabajo, pero se niegan, puesto que han adquirido ese fantasma de la victimización y creen que no son capaces de ganarse la vida dignamente.
Quienes no lidian con una discapacidad cerca de la familia poco o nada saben de la problemática, pero extrañamente si saben de calificativos ofensivos. Es común que aun se refieran a una persona con discapacidad como “tullido”, “aguadito”, “impedido” o “inútil”. Esto debido a la imagen que algunos se encargaron de edificar en la mente de las masas. Un ciudadano no inmerso en la problemática ha llegado a creer que una persona con discapacidad solo sirve para pedir limosna o exigir cosas al Estado, premisa falsa pues aun personas sin discapacidad hacen lo mismo, lo que no quiere decir que todas sean iguales en su actuar.
La actitud de una persona con discapacidad
Las personas con discapacidad deben luchar por sus derechos civiles, pues son derechos inherentes a al ser humano. Pero eso no basta. Ningún día especial servirá para instalar dentro de un ser la dignidad, está vive dentro de nosotros. Cuando un ser humano con discapacidad asume responsabilidades, adquiere auto estima. No basta pedir igualdad, debe demostrarse en el terreno, cada quien en la dimensión que pueda.
En cierta ocasión una empresa de seguridad ofreció plazas para personas que utilizaban sillas de ruedas. Asodispro gastó recursos en ir al centro de trabajo y ayudar en la implementación de áreas accesibles, como los baños. Cuando finalmente las plazas estuvieron a disposición las personas designadas por su perfil no quisieron las plazas. Muchos esgrimieron cualquier excusa para no trabajar. Unos por el horario de 24×24 y uno hasta alguien llegó al colmo de justificar su ausencia por el clima el día de la entrevista. Aquella experiencia lleno de vergüenza a esta entidad, pero afortunadamente no todas las personas son iguales, hemos tenido mucho más experiencias confortantes.
La autoestima no puede dárnosla nadie, podrá si acaso colaborar con ella, pero somos nosotros mismos quienes debemos afrontar nuestra vida, aceptarnos tal cual somos y comprender a una sociedad que en su mayoría no lo hace con nosotros. Una vez nuestro ser se revista de dignidad, entonces desarrollaremos el papel que el destino (para algunos el Creador) nos designó.
El estado debe garantizar el acceso a los centros de estudio a toda persona, esto es primordial, auque también lo es la capacitación del magisterio pues se ha sabido del rechazo de educandos con discapacidad. El entorno cercano de una persona con discapacidad juega un papel fundamental en la educación integral de una persona con capacidades diferentes, la inculcación de valores es imperativa para que la persona adquiera autoestima y sepa defender su dignidad. Uno de los graves errores es la sobreprotección y la vergüenza de tener un familiar con capacidades diferentes.
En Guatemala hay ejemplos de superación, autoestima y tenacidad. En los medios de comunicación deportivos labora Juan Carlos Gálvez, persona totalmente ciega, esto solo por poner un ejemplo comprobable, pero así mismo hay un sin fin de triunfadores que día a día sortean barreras arquitectónicas y barreras de ignorancia colectiva, esto para realizar un trabajo que al final es la digna realización de un ser humano.
Hay aun una gran brecha para desechar los mitos que persiguen a la discapacidad, pero estos irán desapareciendo con educación y los ejemplos de personas dignas con discapacidad, jamás con lástima.
Leonel Ríos Asodispro