Olores de cambio

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En febrero del 2013 muere Alfredo Moreno, un salvadoreño que hizo una descomunal fortuna defraudando al estado por medio de una bien organizada estructura, con el permiso de gobernantes de turno por más de 10 años y principalmente militares de alto rango, quienes la iniciaron debido al trasiego de armas durante la guerra fratricida chapina. De pedir mordida por arma ingresada al país, se pasó a la alteración de formularios, lavado de dinero, robo de furgones, Etc.

Fue el gobierno de Arzú quien dio al traste con Moreno en el 96´, eso se pensó. El problema fue que en el 2000 gana la presidencia uno de los implicados en la organización criminal, entonces el caso decae, casi sin ruido Moreno es condenado a 4 años de cárcel, y como llevaba 5, su libertad es concedida. A mi me llama mucho la atención la muerte de un multimillonario en el Roosevelt.

Ser honesto conlleva mucha lucha en un mundo adaptado a la corrupción, el consumismo, el exhibicionismo y la superficialidad. Muchos llegan a evaluar el soborno según lo concedido, y le llegan a nombrar “comisión”. La vida está llena de pruebas diarias, algunas se superan, en otras te rindes ante el sistema.

Ese sistema corrupto por el cual algunos políticos hoy se rasgan las vestiduras siempre ha estado ahí, el que no lo quisiesen ver es otra cosa. Para muchos de nosotros no es necesario que Mujica nos enseñe de honestidad, tampoco necesitamos intentar contradecirlo, tratando de ridiculizarlo,  solo porque no habla ni viste como nosotros. La honestidad no es de discursos, si así fuera, Cash Luna debiera ser presidente. Se trata de honestidad y obras, no importa como te vistas.

Actualmente la estructura Moreno era llevada por nuestro flamante gobierno, que bajo un disfraz de transparencia y firmeza, procuraban quedarse con todo lo que se pudiese de la piñata de la SAT. Pero el disfraz era muy chico para la torpeza de la codicia, se caía a cada rato con el exhibicionismo barato de los nuevos ricos, hijos, familiares y amigos de la R.

Guatemala vive hoy otro momento histórico, de esos instantes que pasan a transformar vidas, sociedades. Estamos a las puertas de un nuevo cambio, huele a ello; va más allá de la cárcel para los corruptos, será un escarmiento para los que sueñan con vivir como millonarios sin trabajar. No debemos permitir que gobierne alguien que huela a corrupción y hay quienes apestan.

Debemos estar alertas, apoyar en el cambio cuando podamos. Nos enfrentamos a hordas necesitadas de algo de dinero, producto de la inversión en miseria y el criminal saqueo del erario. Así también enfrentaremos a quienes han vivido del sistema, esos que no son capaces de competir con ideas productivas, esos son los peligrosos, tienen plata.

Ni todos los empresarios son explotadores ni todos los pobres son ladrones, de todo hay en la viña del Señor. Pobre es aquel que trabaja solamente si le pagan y rico aquel que por su forma de ser todos extrañan cuando no está. Tenemos la ingrata tradición de pensar que Guatemala siente y respira, algo así como cuando hablamos del Estado, culpándolo de todo, cuando hay nombres y apellidos. Debemos actuar por quienes amamos, familiares, amigos y conocidos: por las buenas personas que conocemos, esas que si respiran y sienten, la mayoría que habita esta hermosa tierra.

Un artículo a titulo personal de Byron Pernilla

1 comentario en «Olores de cambio»

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