El miedo a estar solo

Una persona con discapacidad, en su silla de ruedas en una habitación semi-oscura con ventanas soleadas.

Despertaba y veía que la ventana aún estaba oscura, el reloj apuntaba casi siempre las cuatro de la mañana, lo primero era leer un texto que me dejaban a lado, luego lo cerraba y me ponía a pensar en la agenda del día, escribir, diseñar, gestionar, Etc. no es algo que se haga a la ligera, incluso planificando siempre habrá un error por el que alguien te critique.

Creo que la madrugada es el mejor momento de creatividad, en esos momentos se me han ocurrido mis mejores ideas…eso creo yo jaja. Ya acercándose las 6, veía que pasaba en el mundo virtual que me interesaba, tendencias, noticias y todo lo que me pudiese servir. A las 7 encendía la tele, un poco de CNN para comprender la cosmovisión política.

Fue una época que puso a prueba mi paciencia, en la noche quien me acostaba me dejaba la puerta con cadenas y candados, debido a un robo sufrido me dejaban súper encerrado, siempre pensé que un incendio era lo único que me faltaba sufrir, y seguro no me sacarían a tiempo.

¿Pero cómo llegué a es punto de tener paz al estar solo?

Mi tetraplejía hace que presente espasmos, a veces fuertes en las piernas, por ello y tras meses de adaptación, me amarran las piernas cuando me acuestan, esto hace que no me hagan daño los espasmos. Aprendí a dormir de lado en la cama, nunca boca arriba, esto con una cama lo suficientemente suave para evitar las úlceras. Una noche duermo del costado derecho y otra del costado izquierdo, creo que esto ha hecho que nunca he presentado ulceras en el coxis en mis ya 30 años de andar en trono.

El estar todos los días hasta 12 horas amarrado y solo, fue algo que disciplinó mi vida por casi 7 años. Al principio costó un poco, pero no tanto el dolor físico, de ese ya estamos curtidos todos los que pasamos por un trauma de columna.

El sufrimiento mental es el difícil

En contexto, mi soledad comenzó tras la separación de mi primer pareja. Al principio no dormía, a veces miraba la ventana desde que oscurecía hasta que poco a poco se iluminaba de nuevo. Me sentía la cosa más inservible del mundo, y que por ello a nadie le importaba. Hubo noches que no lloraba, es que ya no habían lágrimas.

Durante el día veía en la tele como las familias se querían, películas, series o anuncios que te decían cuál era la felicidad “normal”, como debía ser. Al llegar la noche yo pensaba que nadie más estaba como yo, que era tarde y que nunca volvería a tener familia.

Pero leyendo y debido a las charlas con un gran amigo, llegué a la conclusión que debía perdonar. Fue la noche que con más sentimiento sufrí, pero desee lo mejor a quien yo echaba la culpa del fracaso de mi hogar, asumí la culpa que me correspondía, y le pedí al Creador le llenara de bendiciones. Les juro que al momento de secarme el rostro me sentí mejor, algo había cambiado.

Mi gran problema era la lástima con que yo mismo me miraba, además de arrastrar una pesada carga de rencor que no me dejaba ver las cosas bellas de estar solo, aunque sea tetrapléjico.

Una vez superado el principal problema mental, habían muchas cosas más a vencer, aparte de lo claustrofóbico, y es que por más que hagas por distraerte, siempre habrá un momento en el que el silencio te habla. ¿Cómo puede hablar el silencio? Eso solo lo sabemos el náufrago y yo…jaja. Pensando en similitudes me acordé del personaje de Tom Hanks quién le habla a una pelota llamada Wilson.

Esta entrada se debe a que un amable lector me comentó que su peor momento lo sufre cuando lo dejan solo en casa, es tetrapléjico por parálisis cerebral; preguntándome cómo sobrellevé la soledad. Hay que apuntar que todo es relativo y que las circunstancias suelen ser diferentes, pero escribo esto con la idea que sirva a alguien, quizá no todo, pero si más de algo.

El medo a los espantos

Más de una persona me ha preguntado si no me daba miedo estar tan solo, no tanto por los criminales, sino por las cosas sobrenaturales que se dicen. Cierta vez una persona me hizo compañía, era pasada la media noche un ruido vino de la cocina, yo me acomodé más pues ya lo había escuchado antes y era cómo el de una tapadera de metal de una de mis ollas. –Vez, alguien te cuida.- Me dijo mi acompañante (sé que me lee y recordará aquel momento). Le respondí que simplemente era una tapadera de olla y me dijo que las tapaderas de las 2 únicas ollas estaban en el lavadero fuera de la casa.

El miedo a lo sobrenatural era lo que menos me preocupaba, trabajarle bien a la empresa, tener el sueldo del asistente, los benditos pagos de la casa, la comida, planificar la organización, crear proyectos y uno que otro amor furtivo…jaja, eso era lo que llegó a llenar mi cabeza, el miedo a esas babosadas que solo a los timadores sirven, entonces me hubiese afectado grandemente, no solo a mi productividad, sino al entorno que Dios permitió que creara.

Aceptar la soledad

Claro que sentirás miedo, que incluso lloraras más de una vez, pero ha de ganar tu autoestima, aquello que te dice que eres un triunfador. La soledad puede convertirse en tu mejor amiga, en ella observas lo que no ves por el ruido de opiniones, criticas o alabanzas. Aprendes a tolerarte y hasta perdonarte por tus metidas de pata. La soledad no es mala si tu mente no piensa cosas malas.

Después de perdonar, buscar como ser productivo y mantenerte ocupado, llega el momento que no te das cuenta que estas solo, no tienes tiempo para eso.

El desamor es ciertamente otra cosa, se suele confundir con soledad pero es el luto de una perdida, y para eso no hay más cura mágica que el tiempo y el perdón verdadero.

Y no es que yo no tuviese miedo, lo que enfrenté se debe a un volcán de granos de arena formado por personas que de una u otra manera me ayudaban. Si no tuviese trabajo y en su momento unos grandes jefes, no hubiese podido pagar mi vida independiente, si no hubiese tenido amigos pendientes de mí, personas que me ajustaban lo que mi sueldo a veces no lograba cubrir, un increíble ser humano como asistente, los medios de comunicación actuales, pero sobre todo, a quienes me enseñaron que había un propósito, que valía la pena…sí, esos mismos por los cuales el primer texto que leo en las mañanas es la biblia.

Esta fue mi experiencia con la soledad, pueda que tus circunstancias sean diferentes, o que no te inclines por el lado espiritual, yo no te digo que hagas exactamente lo que yo hice. Busca dentro de ti eso que te impide ver lo bueno, rebusca herramientas que te ayuden a salir, solo tu puede dar el primer paso, solo tu puedes darle al mundo (tu entorno} esos talentos que brillan lejos de la oscuridad, porque tu eres único e irrepetible.

De Byron Pernilla

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