Soy ferviente creyente del individuo, de esa persona que si decide salir adelante lo hará con uñas y con dientes, que no importa si la muerte le impide llegare a la meta, de todas formas le encontrará en el camino que es su propósito. Claro, eso lo esperaría de personas en mi condición, similares o en mejor estado físico. Pero siempre habrá situaciones muy diferentes a la mía, aunque la condición sea la misma.
En una entrada reciente escribí como se desperdician talentos por la falta de políticas inclusivas, primeramente del estado y luego del empresariado organizado, claro, con sus excepciones. Un chico capturado por extorsionar y asesinar junto a una banda de delincuentes fue el motivo del escrito; el domingo pasado ese joven fue asesinado junto a 6 de sus compañeros en la cárcel.
He conocido jóvenes que crecieron en barrios marginales, chicos hijos de madres solteras que terminan enrolados en pandillas, y que luego de un disparo adquieren paraplejia, si bien les va. Tras unos meses de hospital regresan a casa, sin movilidad, sin estudios, sin buenos amigos: sin esperanza. Quienes piensan que la actitud lo es todo, se equivocan. ¿Qué hubiese hecho yo sin el ejemplo de mi padre el vendedor de mercado, mis ganas de aprender como fuese, sin el de mis buenos amigos y mi fe?
El reflexionar en las circunstancias no significa estar en contra del castigo a un delincuente, que debe hacerse ejemplarmente, pero alguien debiese estar pensando en soluciones, en especial, los que cobran y viven de impuestos, quienes decían que tenían soluciones para gobernar. Claro que todo lo organizado en una sociedad debe colaborar, como algunos ya lo hacen brindando capacitaciones y oportunidad de empleo.
Si convocase a una reunión a jóvenes con paraplejia por arma de fuego, les aseguro que podríamos llenar un auditorio, si fuese accesible. En esta época en que unos piden que se queme vivo al delincuente y las madres les llaman bebés a hombres tatuados de la cara y recluidos por crímenes, debe haber algo de sensatez. Hay muchos rubros que se necesitan cubrir para paliar la situación, uno de ellos es brindad oportunidades de trabajo, y con toda seguridad puedo demostrarlo.
Hace muy poco escribí sobre el aniversario de la muerte de mi amigo Luis Menjivar, él vivió las circunstancias descritas. Luego de conocerlo y lograrnos hacer un lugarcito en su duro corazón, inició un proceso increíble de rehabilitación mental y social; siendo el momento cúspide cuando se consiguió su empleo en una organización.
Sobre los muchos jóvenes que hoy usan silla de ruedas por diversas circunstancias:¿Buscamos culpables? ¿Para qué? Eso ocurre hoy con los trasnochados de derecha o izquierda. ¿Qué obtiene una nación? Odio, solo eso. Es triste este sistema corrupto y de hipócritas valores. La tragedia ya está dada, debiese buscarse soluciones.
Byron Pernilla