El asistencialismo social hacia PCD suele verse en el contexto actual como un regalo, algo que siempre se mira con desdén por parte de quienes ostentan el poder, a no ser que sea en época de elecciones. Y quienes no son políticos y no les gusta, es por tanta y tanta gente sin escrúpulos que se aprovecha del lodo…(cómo hay).
Yo inicié un proyecto con toda la gana de que las PCD encontraran trabajo, en especial de aquellas que desperdiciaban su talento al estar en un bajo estrato social. No me gustaba el asistencialismo, entonces mi tonto ego me decía que si yo, un tetrapléjico, había logrado emplearme, no era posible que otros con igual o mejor movilidad que la mía, no pudiesen trabajar.
Pero poco a poco me fui dando cuenta que no todos soñaban con trabajar, muchos no habían tenido los mejores ejemplos en la familia, algunos habían sido escondidos en su casa, otros se habían tragado la tableta de que con los derechos de las PCD tenían para vivir de gratis, y otros con dificultad habían aprendido a leer.
No he cambiado mi modo de pensar respecto al asistencialismo, solo que ahora sé que ha de ser especifico. Hay personas sin oportunidades, atrapadas en cuerpos que no responden, por ejemplo una distrofia muscular alta, personas que viven en barrios marginales y sin un ápice de esperanza. Es ahí donde el asistencialismo debiese llegar.
A título personal, pensé que sería formidable ayudar a mi gente, vengo de un estrato social muy bajo, y con suerte logré mover mis brazos, si hubiese nacido con plata o si mis brazos no hubiesen respondido a saber que estuviera haciendo. Pero las buenas intenciones no te libran de hacer tonterías.
Siempre villano
Hay personas que no necesitaban y me han sacado lo poco que he tenido, y peor aún, hay quienes me han dado y creen que me he aprovechado, cuando se lo he dado a otros. Esto es ingrato, a veces haces eventos que todos disfrutan, y al otro día mientras unos abren sus regalos, otros critican lo pésimo del espectáculo o la comida, y aún más otros creen haber dado mucho: uno se encuentra haciendo cuentas pues los donantes exigen cuentas clara rápidas. Al final, siempre serás el malo de la película.
¿Pero por qué diablos sigues sin lucrar? Podría contestar como político populista barato: ¡Todo lo hago por la gente pobre! No. Yo no soy bueno, lo he repetido. Creo que hay 3 cosas que me impulsan a esta locura de mi vida. 1. Al vivir en un hospicio, observé a muchas PCD morir en soledad. 2. La muerte de mi hijo, tenerlo 14 años me hizo sentir por primera vez en familia. 3. Mi llegada a una iglesia cristiana, el conocer a mis mejores amigos y verlos ayudar sin presumirlo; quizá no soy de los que se dan golpes de pecho y dicen que soñaron con Jesús (o ganan dinero por eso), pero con ver a mis amigos es suficiente para mí.
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He visto PCD en situaciones inhumanas, he observado su sufrimiento y de cómo mueren tras años de una condena sin delito, eso no lo soluciona una actitud positiva, una selfie, una donación anual o una promesa politiquera.
¿Y qué es ayudar a PCD en situación de pobreza? Para mí es una forma de agradecer las oportunidades que he tenido. Cada persona atrapada en la inmovilidad y miseria social es un ser humano, y aunque pocas veces regrese alguien a decirte gracias, no es por eso que das. Si de 10 leprosos, al maestro de maestros solo uno regresó a agradecerle, que gran regalo que nadie lo haga contigo.
Byron Pernilla
La verdad hay tanta gente que piensan que las PCD tienen menos derechos que los «normales», porque para muchos, ser «normal» es vestir bien, tener un buen trabajo y tantos y tantos prejuicios sociales encierra esta mal nombrada o usada frase «normal».
La normalidad no está regida a los estratos o normas sociales, por el contrario, está determinada por los comportamientos y actos individuales del ser humano.
Una PCD no es anormal, es un marginado social, porque no cumple que los estándares sociales que demanda el socialismo y consumismo del siglo XXI. Por su parte, los paradigmas del socialismo está orientado a que cierto grupo actúe bajo el poder de las normas distorsionadas de la sociedad, esa sociedad que vive sometida a las falsas creencias que el capital está por encima del ser humano.
Por este motivo las personas más vulnerables de la sociedad viven en el ocaso del olvido, para evitar pasar «vergüenzas» o críticas de esa sociedad enfermiza, cuando tener una deficiencia física o intelectual, es algo tan normal como tener un cáncer, aquel fenómeno que hoy en día está de moda.
Sí, quizá lo «normal» sería la percepción personal, sería mejor utilizar «convencional», GRACIAS por tu aporte.
Hola, muy interesante tu artículo. Me gusta tu honestidad y poca gana de romantizar la discapacidad.
Me gustaría saber si tenés otros artículos.
Saludos!
Hola, perdona que hasta ahora te responda, si, en este blog trato de escribir todas las semanas, viernes por la noche o sábado por la mañana. Puedes ver los articulos en los menús al costado o dando clic en inicio, ahí encontrarás todos los artículos. Un millón de gracias por leerme y compartir en este comentario. Abrazos respetuosos.