Hablar de populismo se puso de moda tras el fraude que resultaron los gobiernos mercantilistas de la autóctona versión capitalista de los países latinoamericanos, excepción de la regla la tradicional Costa Rica. Chile podría calificarse de exitosa implantación, pero quizá el precio pagado fue mucho y muchas veces cruel.
No es que el capitalismo fracasara, sucedió una metamorfosis del socialismo, en algún momento llamado autoritarismo, al ver fracasado su sistema optaron por decir lo que todos gustan de escuchar: que el dinero es malo, que los empresarios son todos unos aprovechados, y que el demonio viste a la moda norteamericana. Quizá el único auténticamente honesto en esto del populismo, creo que es Evo Morales, tiene motivos para serlo y los números macroeconómicos de Bolivia lo refrendan. Pero a partir de ahí paremos la cuenta, si revisamos a sus pares ideológicos vemos países hundidos en el racionamiento alimenticio, violencia desmedida y presidentes que viven como magnates vestidos de pueblo.
Por otro lado están los países que prefirieron a los mercantilistas de derecha, al final eran lo mismo, con diferente metodología. En el ocaso de esas ingratas formas de gobernar, aparece hoy quizá la decadencia del sistema actual: los populistas de derecha. Cuando pensábamos que ya no había cosa peor, y cansados de mentiras, saqueos y cínicos gobernantes, las sociedades dan la bienvenida a todo aquel que escupa el sistema político y sus gestores. La ilusión es asestar una bofetada a la clase política, aunque esto implique hacerse daño a sí mismo.
En el país del Tío Sam, el candidato republicano Donald Trump surge como una opción anti-política para los electores norteamericanos agobiados aun por las consecuencias de la “desaceleración” (política forma de describir el fracaso financiero) derivada, en principio, por la crisis inmobiliaria. La política social de Obama no ha caído en gracia a los conservadores, que han ganado adeptos ante la nula acción capitalista del estado. La solución de shock es sacar del ring a los políticos, a esos que hablan como robot, que no se despeinan y dicen ayudar, mientras viven cómodamente.
El presidente mexicano Peña Nieto comparó a Trump con Mussolini y Hitler, sólo acertó a mi parecer en lo fascista, en cuanto a que es la encarnación de satanás no lo creo. Trump se aprendió muy bien su papel en el reality show que hizo, ese carácter que todos creen lo llevó a ser quien es, pero que sin un tanto de circunstancias coyunturales no lo hubiera alcanzado.
El Pato Lucas
Hoy muchos norteamericanos cansados de gobiernos sin peso en la economía, que es el talón de Aquiles de toda sociedad, apuestan por el populismo, y han comenzado un proceso de negación, los medios exageran (piensan), total mientras se averigua que los políticos tradicionales se jodan. Lo misógino, homofóbico, racista, fascista, malcriado, ignorante, payaso, Etc. es producto de los conspiradores, de esos que pusieron explosivos en la torres gemelas, los mismos que ocultan a ET o Alf en el área 51.
Quizá muchos de esos mismos gringos nos acusaban a los países latinos en décadas pasadas de ignorantes, de ingenuos por tener caudillos que se creían mesías, que llegaban al poder siendo cínicamente mentirosos al solo decir lo que la masa quería; y ya en el poder eliminaban toda disidencia, comenzaban con los rivales políticos, seguían con la prensa y terminaban con cualquiera con sueños de libertad. Y así, vimos a Somoza en Nicaragua, Lucas en Guatemala, Videla en Argentina o a Noriega en Panamá; todos ellos teniendo en común el haber sido apoyados inicialmente por Gringolandia, pero una vez al dejar de ser útiles, fueron desterrados, asesinados o encarcelados.
No creo que gane Trump, la mayoría cerrará filas tras de Hillary, lo menos malo a tener un Chávez versión capitalista, aunque no se puede dar por seguro nada, hoy los ingleses han apostado al populismo de sentirse víctimas y ni la más sana explicación del peligro de salirse de la zona euro pudo con la sensación de mala economía y xenofobia, lo que apelaron los ganadores del referéndum. Incluso se vendió la idea que con los paisanos de Shakespeare fuera de la UE, sería menos factible una guerra con Rusia, algo fascinante para los amantes a la teoría conspirativa.
Definitivamente lo sucedido en Inglaterra no es el apocalipsis económico, claro que habrá muchos afectados, perro se adivina quienes serán. Siempre sufrirá más quien menos tiene (o sorpresa), los proletarios, la gente de los barrios, Etc. pues cuando el poder adquisitivo cae y no hay trabajo ¿De qué diablos sirve la soberanía y el nacionalismo? Eso solo sirve para los políticos, cuando los ciudadanos se empiezan a movilizar por la economía, lo mejor es desviarlos con el nacionalismo, al final muchos prefieren el látigo de un capataz de la familia. Y mientras hoy hay muchos arrepentidos, la moneda británica se devalúa impresionantemente y las demás economías se preparan para la ola, algunos norteamericanos aún creen que Trump es Sherk.
Un artículo de Byron Pernilla