La noche refrescaba solo un tanto aquella playa vacía, habíamos encontrado un hueco de paraíso en aquella ribera atestada de veraneantes, cuyo anhelado bronceado se olvidaba bajo el esplendor de una gigantesca luna amarillenta que casi besaba el mar en aquel cielo despejado.
El constante ruido de las olas estrujaba mi pecho, aunque no sabía bien si era por eso, o por la delicada figura envuelta en un traje de baño que recostada en mi pecho, hacía volar mis pensamiento sobre aquel mar embravecido, no sé si por envidia.
Me preguntó qué me gustaba de ella, sí, eso que la mayoría necesita escuchar por lo menos una vez en su vida. Le dije que sus ojos, su sonrisa, sus lunares, pero mentía. Era todo eso, cada mirar, cada suspiro cada instante junto a ella. Y es que cuando te enamoras, cada parte de aquel ser nos parece una joya divina, tan preciosa que no se cambiaría ni por una perla del mar.
Sus ojos iluminaban lo que la luna no podía, su voz era el soundtrack de tan exquisita escena de amor, y su piel empolvada de arena era la cobija perfecta para una noche de ardiente verano. Junto a ella no había sed, solo esas inmensas ganas de amarle hasta que me digiera basta, cosa que seguro estaba, no podría.
Como poder olvidar la sensación al dejarse caer en la arena y sentir sus labios, su sabor, mientras escuchas el oleaje, que no cesaba, como no quisiera que hubiese cesado aquel mágico momento. Y abrir los ojos y verle, sabiendo que en ese exacto momento, aquella persona es completamente tuya.
Entonces no pensé en los gobiernos corruptos, las ideologías políticas, las tontas guerras religiosas, la fluctuación de los valores en la bolsa de Nueva York, los virus informáticos, la big data, o el cambio climático. ¿Qué tan importante para mí era eso en comparación a sus labios?
Entonces desperté….se venían las vacaciones, y junto a mi cama, mi silla de ruedas me esperaba.
De Byron Pernilla
Sueños transgresores que nos acarician la mente dejando que fluya sin limites…. Que bien despertarte y acordarte de un sueño que es capaz de sacudirte el alma…
El poder de tus pensamientos 🙂