Un deseo de navidad

Estando en el hospital, recién descalabrado, mis pensamientos eran fatalistas, me daba un par de meses, no creía posible vivir una vida sin siquiera mover mis dedos. Sabiendo mi diagnóstico, siendo práctico y en aquel momento incrédulo, mi oración más encendida era suplicarle a Dios me permitiera vivir todo aquello que vivía una persona “normal”.

No soy de aquellos que dicen que desde el principio su fe en Dios los ayudó, yo creía en Dios, pero mi intelecto guiaba gran parte de mis decisiones; creo que soy un soñador empedernido aunque no soy iluso, suena contradictorio pero muchos comprenderán.

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Todo lo sucedido me llevó a conocer a uno de mis mejores amigos, él ha estado en los peores momentos y se ha hecho a un lado en mis éxitos.

Tras salir del hospital pasé un año en cama, 4 paredes y un pequeño televisor fueron mis mejores amigos; quizá aquel año sabático me sirvió para reflexionar, la soledad profunda me hizo cuestionar mi propia lógica, llegué a la conclusión de que mi vida estaba en manos de Dios. Un buen día mí padre trajo a casa a una señora y me la presentó como la Directora del Hospicio San José, me dijo que quería llevarme para que se me atendieran cómo se debía, pero principalmente para que ya no estuviera tan solo.

Mi viejo no me dijo vete, me dijo que era mi decisión. Aquella primera decisión la tomé tras orar, visualicé como mi padre se desgastaba día tras día, salía tipo 4:00 AM a trabajar y como a las 8:00 de la noche lo escuchaba lavar la ropa que durante el día yo ensuciaba. Tuve mucho miedo, pero sentí que Dios aprobaba aquella decisión, y me dispuse a morir en aquel lugar, que con solo imaginarlo parecía tétrico.

Desde aquella decisión mi vida fue un tobogán de emociones, encontré el amor de pareja, pero igual me rompieron el corazón; abracé a mi primogénito, pero debí decirle adiós demasiado pronto. Quizá si un punto de referencia encuentro para mi adaptación al mundo, creo que sería el haberme empleado, la gracia que Dios me concedió con ello llenar mi vida, a partir de esto pude edificar un hogar, logré contribuir con mi país  y se me permitió ayudar a muchos de mis semejantes con lo poco que tengo.

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Seminario de inclusión laboral.

Por ello, cuando hablo de INCLUSIÓN LABORAL no lo hago desde la perspectiva de la burocracia, desde las buenas intenciones de los Derechos Humanos, o desde la arrogancia de algunos que aprenden la teoría en la universidad.

Se trata de un método y la teoría en práctica, desde la perspectiva de PERSONAS reales con discapacidad. Yo bien pude seguir mi vida sin involucrarme en la descabellada idea del trabajo para PCD, pero sentí que ello había mejorado mi vida y que debía decirlo, que hay personas con discapacidad deseosas de trabajar, de contribuir con la nación, cómo también hay empresarios que no ven discapacidad, sino la oportunidad de crecer en la cultura de una mejor sociedad.

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Otras organizaciones han confiado en mis ideas permitiéndome dirigir proyectos, eso yo lo agradezco muchísimo.

Para mi enseñar el camino y hacer una intermediación laboral no es un trabajo, es uno de mis más fervientes propósitos en la vida, sé las buenas consecuencias que trae un empleo bien gestionado. Este ha sido uno de mis sueños cumplidos, nunca he buscado notoriedad por mi trabajo, y es que en un mundo enajenado por lo superficial, a pocos les gusta apoyar algo que no les da dinero o popularidad.

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Yo no hubiese podido hacer mucho sin el apoyo de quienes en su momento soñaron o siguen soñando junto a este loco.

Este año se cumplieron 10 años de la primera web independiente de personas con discapacidad física, perdí el .com por una jugada mal intencionada, pero regresamos con el .org; igual a lo largo de estos años he compartido con gente excepcional con discapacidad, pero también con personas que solo buscan notoriedad a costillas de este sueño llamado ASODISPRO.

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De los momentos más gratos de mi vida fue el contribuir al bautismo de Luis Mejivar, a quien lo conocimos en un Paseo Navideño.

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Nunca hubiese sido posible sin el corazón de mis amigos.

Para aclarar, la organización no es religiosa, aquí hay libertad de culto, mis colegas tienen distintas creencias y yo eso lo respeto profundamente. Las anteriores fotos son de mi vida privada.

Yo soy consecuencia de un montón de buenas personas, de amigos que no merezco, de ángeles que mi Señor envió en los momentos más difíciles de mi vida, mi trabajo en lo que respecta a la discapacidad no me ha generado plata cómo algunos creen, a veces me ha quitado más de lo que imaginé, pero creo haber contribuido con una imagen digna de las personas con discapacidad física. Soy pragmático pues Dios me ha permitido hacer más y no hablar tanto.

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Esta fotografía define lo que pienso del liderazgo, siempre trataré de estar atrás, allá donde pueda ayudar para que todo salga bien.

Un año después de mi accidente, un 23 de diciembre me operaron para estabilizar mi cuello. El 24 de diciembre me desperté en la penumbra de una habitación, quería dormir pero me habían enyesado como una momia y no podía tener comodidad, en esa lucha estaba cuando la ventana se iluminó con los reflejos de la pirotecnia de media noche, había llegado navidad. Le dije a Dios que no creía en los milagros, pero que me enseñara el camino para creer. Él así lo hizo.

Feliz Navidad

Byron Pernilla

 

*La fotografía de portada de esta entrada es de cuando vivía en el hospicio. 

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