Cierta vez escuché a un querido amigo decir que él no tenía sueños, que eso no era para él pues solo pretendía dejarse llevar por la vida. Esta aseveración me impactó, no comprendía cómo alguien no pretendiera nada de la vida. Tiempo después comprendí que la felicidad es algo subjetivo.
Creo ser un soñador empedernido, a veces sueño despierto, visualizo como serían las cosas si todas mis ideas triunfaran, si mis ideas se realizaran. Creo que si no soñara, hace tiempo hubiera muerto, con tanta mala suerte que tengo.
Pienso que ser soñador no implica que viva iluso, pues esto haría que perdiera la perspectiva de la realidad. Soñar implica el anhelar un futuro mejor, entretejiendo un telar de ideas que será la base de un traje que tarde o temprano se vestirá; y si no se concluyera, por lo menos en el camino se aprendió el diseño que no se hace.
Lo iluso apela más a la fantasía, a la ignorancia consiente de lo que realmente sucede, perdiéndose por tanto los sabores propios de la vida; es aquel que fantasea y no hace nada para lograrlo, y poco a poco se pierde en ideas más fantásticas a sabiendas que jamás se lograran. Con lo anterior muchos soñadores son atacados y muchos tiran la toalla.
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Para mi soñar me distrae de esta realidad ingrata de los políticos de moda, sí, de esos que hoy atizan el odio como el combustible de su poder. De los que creen que fe es timar al crédulo por temor al infierno. Y es que soñar es un regalo divino, José se lo demostró al faraón.
Muchas veces me he ido a la cama muy abatido por no haber logrado una meta trazada o por ver nubes negras en el horizonte del mañana. Pero casi todas las madrugadas despierto y empiezo a soñar con un día genial y un futuro sin tanto sufrimiento para muchos.
Cuando a un sueño le empiezas a ver pies y cabeza, creas acciones necesarias, si a esas acciones las consideras en tiempo/espacio, las encerraras en un circulito en un número del calendario, entonces habrás creado una meta. Si llegas a ella, entonces tu sueño fue un plan. Solo recuerda que se necesita mucho sacrificio y perseverancia.
Y es que en el mundo soñar es de locos.
Feliz 2019
Byron Pernilla