Si ayudas, te ayudarán

Hace como 8 años enfrenté un momento muy difícil, después de haber salido de un hospicio, iniciado una familia, un negocio y trabajar como ayudante de contabilidad, de pronto, me había quedado solo, sin nada de lo que había logrado. Por mi alta discapacidad me resultaba muy difícil vivir solo, no conocía a nadie y no tenía en donde caer muerto. Todo era consecuencia de una relación absorbente, quizá equivocada.

Soy práctico, sabía que había perdido otra batalla, pero la guerra continuaría. Decidí buscar una casa hogar, a veces comía una vez al día y sabía que los vecinos que me ayudaban se cansarían tarde o temprano. Tomé el teléfono y llame a varias radioemisoras, buscaba una casa hogar en donde pudiese trabajar y ayudar.

Alguien escucho mi situación y me llamó. Hola, me dijo, me llamó Sandra y mi mamá lo va a llegar a visitar, quiere ayudarlo. Era la voz de una chica dulce, quizá temerosa. Al siguiente día llegó doña Marcelina Vela, cuyo delantal delataba su naturaleza trabajadora. No iba sola, con ella llegaba una monja de la Orden De Calcuta, la madre de Sandra la había contactado para que me recibieran en un hospicio que tenían acá en la capital. Recuerdo que llevaban una bolsa grande con alimentos básicos. Yo tenía comida, no comía porque no puedo servirme ni cocinar, pero la ayuda me conmovió. La Hermana de la Caridad me hizo saber que en su hospicio no podían recibirme, era para desahuciados y pues yo no tenia pinta de morir pronto, además que ahí no había espacio para mi computadora.

Doña Marce abogaba a cada rato por mi, pero las normas no podían transgredirse. Al llegarse a la conclusión que no me recibirían, Marcelina le sacó el compromiso de que me llevaran alimentos. Yo ni la conocía, me preguntaba porqué me ayudaba, cual era su motivo. Casi al final me dijo que Sandra era una chica parapléjica por parálisis cerebral; que las dos vivían solas y que ella trabajaba vendiendo comida afuera de una fabrica. Cuando se despedían con la promesa de regresar cada mes, doña Marce se acercó a mí y sin decir nada metió la mano en la bolsa de mi camisa y dejó algo. Era un billete de Q100.00

Una vez estuve solo y vi el dinero, me hizo llorar. No comprendía como una señora que claramente no era adinerada tenía aquel corazón. Yo que soy un amante a la dignidad, que toda mi vida había arrogantemente pensado que todo lo que tenía era solo fruto de mi esfuerzo, entendí aquel día que todo es por gracia de Dios, no porque uno sea de al pelo (decía mi padre).

La historia termina yo viviendo independientemente por falta de hogares adecuados para PCD, la verdad no interesa tanto, lo escribí para ilustrar a quien se logró ayudar un poco este fin de semana. Marce me dio una lección de caridad, no preguntó si tenia o no, comprendía que una discapacidad era terrible en esta sociedad. Ella con ese corazón me bendijo.

Su difícil situación

Actualmente Marce ha enfrentado la caída de su negocio, como ya lo comente, aclarándome ella que otro factor es que quienes llegaron a competirle llevaron chicas que reparten y como ella no tiene, ahí acrecentó lo mal de sus ventas. De vender poco más de 50 almuerzos, un día de la semana pasada vendió solo uno.

Muchas gracias MIES Guatemala

El Reverendo Manuel Aarón Morales leyó la nota anterior a este caso y decidió ayudar a Marce para pagar su electricidad y para que Sandra no esté a oscuras. La colaboración fue del 50% de la factura, el resto será saldado con el fruto del trabajo de Marce. La entrega a nosotros la hizo Marco Tulio Huertas en nombre de Misión Internacional de Educación y Servicio (MIES Guatemala). Agradecemos este aporte, bendiciendo semejantes corazones solidarios.

Apoyo con valor

Con Marce he conversado de la manera de salir del embrollo económico en que ha caído. Ella NO es quien piensa vivir de la caridad. Incluso fue sorpresa la ayuda, y es que Sandra es quien me mantiene al tanto. Pensamos en 2 proyectos, uno el que venda atol los fines de semana en su casa y en la adquisición de una máquina de cocer, esto pues ella sabe de ese oficio. Sandra por su parte cuando reconecten la electricidad volverá a sacar su letrero de “Se hacen investigaciones en internet para estudiantes”. Buscar empleo es muy difícil, los 61 años de Marce son una dificultad.

Hoy día mi gran equipo trabaja en la dignificación de las PCD, sin olvidarnos que hay circunstancias que hacen casi imposible en esta sociedad que una persona con alta discapacidad pueda trabajar. Por ello nuestras baterías en el área social están enfocadas en casos fehacientemente comprobados de discapacidad y pobreza. Como PCD sabemos quienes necesitan ayuda y quienes pudiendo, no hacen nada.

Si he contado esta historia, no es porque me guste enseñar el sufrimiento de un ser humano, no, lo hice pues quizá solo así conozcan un poco de la persona que hoy ayudamos. Pido perdón a Marce por publicar esta historia, que seguro estoy me hubiese dicho que no, pero que acepto al saber que ya era publica y por la necesidad de Sandra.

Aprovecho para agradecer la oferta del Lic. González, que por circunstancias no pudo tomar Marce, así como las ideas referidas por Érica Paz y Mónica Figueroa. Si usted desea colaborar con una chapina trabajadora, humilde y bondadosa, comuníquese, cualquier apoyo Dios lo bendecirá, como seguramente ya lo hizo con Manuel y Marco, quienes pusieron una primera piedra en esta tierra y alfombraron su morada con el Padre Eterno.

 

Un artículo de Byron Pernilla para Asodispro

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