Después de sostener reuniones de trabajo sobre discapacidad con personas de Chile, España y México; así como palpando la opinión en el mundo empresarial en el que trabajo en lo privado, la opinión generalizada es que las personas con discapacidad en Guatemala carecen de unidad y liderazgo en la búsqueda del mejoramiento de su calidad de vida.
Hace como 8 años terminé de escribir un proyecto que imaginé ayudaría a muchas PCD a encontrar empleo. Trabajando en iniciativa privada quería que otros lo lograran. Me acerque al CONADI y se me aclaro que ellos solo ven la cosa política al respecto, y que para tener voz y voto se debía pertenecer a alguna organización afiliada, ser designado por esta como representante y que había entidades para escoger. Bueno me dije, esto es como la CDAG o como lo fue el PRI en México, dictaduras perfectas pues las bases ya están bien enraizadas; muestra de ello la eterna presencia de los mismos, con los mismos resultados por los siglos de los siglos, amén.
Bueno, pero como la política nunca me ha interesado como proyecto de vida, apunte a otras organizaciones de ayuda a PCD. Fui descubriendo con tristeza que la gran mayoría de estas son dirigidas por personas SIN DISCAPACIDAD, esto no es malo pues muchas de ellas son ejemplares seres humanos que ayudan. ¿Pero y la cacareada igualdad? ¿Dónde estaban las PCD ayudando a otras PCD? Con pena observé la utilización de la imagen de una PCD, en especial niños.
Cuando analicé las organizaciones dirigidas por PCD, percibí ese interés en leyes y derechos, cosa muy buena, pero había un vacío. Tanto y tanto interés político, pero muy, muy poca conciencia social. La política y la ayuda social se complementan, pero en la mayoría hay una extraña fascinación en la política, en especial de quienes NO saben de ella y tan solo la buscan como una forma de enriquecimiento.
Algunos políticos menosprecian la ayuda social diciendo “una silla de ruedas donada, es limosna…” Esto mientras otros políticos hacen un circo las donaciones a PCD con el inescrupuloso objetivo del voto.
En mi caso, yo primero luché por ser alguien reconocido profesionalmente, incluso, sin ser de amplios estudios. Lo autodidacta fue mi única opción: la tomé. A pesar de grandes desastres en mi vida, que provocaron estancamientos en mis objetivos de vida, mis proyectos productivos para PCD me llevaron a la actividad social, que me impactó y dictó mi vida hasta hoy, llámelo destino o los designios de Dios. Sé que en la política se toman las decisiones que cambian las sociedades, pero si bien es cierto esta ayudará a muchos en el futuro, es muy probable que esa política no haga nada por quien hoy sufre, ese que no puede moverse, ver e incluso hablar, y su destino será el de miles, solo un número más de la miseria humana.
Es buena una ley que refrende los derechos de las PCD, pero una ley no da de comer, quizá a los que viven de la politiquería. Cuanto se derrochó para hacer creer que la Ley de Feminicido era la solución, se aprobó y hoy cada vez son más atroces los crímenes contra mujeres, de golpe aparecen tres mujeres descuartizadas y con vincularlas a las mafias se resuelve el tema. Hay una Convención de Derechos de las Personas Con Discapacidad aprobada por el Congreso, NO se cumple, y la solución: hacer más leyes. ¿Qué alguien me explique? Dijo Derbez. Podrán responderme con una misa, pero lo cierto es la falta de voluntad política y el círculo vicioso de quienes viven de ella.
Y entonces te sientas con “doctos” que se saben de memoria artículos, convenios y leyes, pero que jamás han puesto de sí para ayudar a un semejante, pues si dan es porque hay presupuesto, sino, pues pa qué. Consiente soy que ayudar NO es obligación, y que no todos tienen la vocación, pero entonces que no sean hipócritas. Ser político no se remite a la simpleza de la teoría, ser político es tener definida la ideología, tener el carácter de defenderla y admitir las contradicciones de esta. La cosmovisión política de una PCD no debiera ser excluyente, debe ser ejemplo inclusivo de todo tipo de condición, situación o elección de un ser humano.
Muchas PCD, las que pueden, deben buscar su superación con uñas y dientes, deben alejarse de los cantos de sirena demagógicos, esos que han construido el sistema corrupto. Alejemos de la sacrosanta retórica del “pobrecito” y de esos populistas que hablan como socialistas pero viven como exitosos capitalistas. No seamos tontos útiles, ni pretendamos ser parásitos so pretexto de discapacidad, en algunos rebuscada. Hay que acostumbrarse a hablar de emprendimiento, productividad, eficacia, trabajo bajo presión y objetivos. Se bien que las oportunidades son casi inexistentes, pero quienes tenemos la gracia de Dios de trabajar, hagámoslo con excelencia, allanemos el camino de nuestros semejantes, que el empresariado no vea una obligación la contratación, sino una gran inversión; y quienes pueden pero aún no logran un empleo, hagan de todo, yo alguna vez vendí revistas en la calle, no te rindas, la oportunidad no tocará tu puerta, has de salir a por ella.
La participación política de las PCD es un derecho, pero solo es una de muchas cosas que podemos hacer; debemos saber trabajar, ayudar, enseñar, y porque no, amar. La unidad y liderazgo sobrevendrá cuando la mayoría asuma su responsabilidad en su propia vida, cuando se deje de escuchar palabrerías y se evalúen las obras, cundo se aprenda a confiar en líderes limpios y trabajadores. Espero que Dios aún me permita verlos; ahora me sentí como Juan El Bautista…jejeje…de repente y les puedo calzar. Que bien por los que buscan leyes nuevas, si tengo oportunidad apoyaré, pero con o sin, muchos podemos ayudar a aquella PCD en situación de pobreza, que no puede comunicarse, que sufre, con un abrazo de: No estás solo.
Byron Pernilla