Cuando externas un juicio o un criterio, este puede ser de dos vertientes, emocional o consciente. En lo emocional se dan diversidad de reacciones, siendo las que más resaltan las ofensivas, que desencadenan violencia pues hay personas incapaces de debatir y aceptar equivocarse. Un criterio consciente puede arrojar interesantes debates, eso sí, con aquellos que son capaces de defender sus premisas con argumentos válidos, puesto que igual encontraremos quienes defienden sus ideas sacando la podredumbre de sus corazones.
Esta semana David Faitelson conocido cronista de la TV mexicana, hizo un comentario que detonó un nacionalismo al mejor estilo chovinista. El “brillante” comunicador tachó al futbol que practica la selección de Guatemala de “cualquiera”, adjetivo acertado en mi criterio. Pero la reacción de un buen número de fanáticos y la del presidente dieron una absurda importancia a un asunto CUALQUIERA.
Faitelson es un comentarista del séquito de José Ramón Fernández, periodista deportivo conocido por sus críticas ásperas y muchas veces egocéntricas opiniones. Muchos en Centroamérica lo detestan, cosa no muy diferente en su propio país en donde el rencor deviene de su conocido anti-americanismo. Usando un poco el sentido común, Joserra tiene muchísima razón en buen porcentaje de sus opiniones, solo que la verdad suele doler, más si se es insensible para decirla.
Al ser echado de TV Azteca, Joserra, varios de sus alumnos le siguieron a ESPN México, entre ellos el entonces gordito simpático Faitelson. No tan simpático para Cuauhtémoc Blanco que en cierta ocasión lo agredió en los vestidores de un estadio por sus opiniones. Alguna vez dijo “Ganarle a Honduras es ganarle a nadie…también empatarle…” desde entonces lo aman los hondureños. Es tan agradable que Joserra le aventó papeles en la cara durante una transmisión en vivo. Creo que este personaje fue el primero que le dio su toque personal “al color de la afición”, puesto que hoy día se pueden ver muchos remedos de su trabajo, que consistía en imágenes del entorno del estadio aderezadas por burdas descripciones, que con su entonación pudiesen despertar emoción, quizá la representación amarillista del fútbol en TV.
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Nacionalismo y fútbol
Cuantas veces lloré de patojo por la Sele, pos a saber. Recuerdo llegar tipo 6 de la mañana al Estadio Mateo Flores, llevar mi cantimplora al tope de café, unos panes con frijoles parados y esperar algún buen samaritano que me entrara al estadio, era gratis para los niños acompañados. Y después, cuántas veces subí esa cuesta del INTECAP secándome las lágrimas y escuchando a Arias Tejada y Federico Guillermo Silva, cronistas deportivos originales, que decían verdades dolorosas, cosa contrastante con los que hoy alaban lo vergonzoso en medio de léxicos plagiados y enfundados en un nacionalismo barato. Sí, no son todos, pero la mayoría. Por cierto ahora recuerdo cómo grité desquiciada y alegremente el bendito gol del Pin a Taffarel y cuanto me espanté al ver más de 80 muertos tendidos cual alfombra de sueños fallidos de un mundial.
A mí me encanta el futbol, pero sé en el hoyo que está el chapín por la corrupción. Y así está la sociedad, en medio de la calentura triunfalista se supo de familiares del presidente viajando a EEUU en “apoyo” al seleccionado, esto mientras en Chapinlandia una indigente daba a luz en la vía pública a un bebé que murió, otro niño moría en los brazos de su madre ante la falta de atención y un tercero fallecía al tratar de pescar pues su familia no tenía que comer.
Entonces salen los criterios emocionales, y ves cuán bajo puede llegarse al opinar, incluso, teniendo la razón. Un familiar, el más querido, me llamó hace unos días y como sabe de mi trabajo que a veces implica compartir con la clase política, me saluda y dice: “Qué tal vos, y el payaso que dice”. En serio me dolió, no por si fuese verdad o no, sino por quien lo decía. No menos de 10 personas con discapacidad he visto llamar públicamente PAYASO despectivamente al presidente, pero cuidado si a ellos los llamas con el apelativo equivocado, bonito no te dirán. Respeto quiere respeto, con qué calidad moral puede pedirlo quien irrespeta, con justificada razón o no.
Inconsciencia
Llegué a saber opiniones de catedráticos universitarios libertarios quienes señalan la culpabilidad de la madre de uno de los muertos, rematando su comentario al decir que la salud debe ser privada. Llegar a tener plata puede volvernos insensibles, JAMÁS la teoría de la pobreza o riqueza será como vivirla, en la práctica hay relatividad direccionada por eventos únicos, difíciles de repetirse en todos. Haber nacido en la opulencia puede nublar la perspectiva. Una persona puede salir de pobre si lucha (teoría), pero no lo hará si adquiere una enfermedad impredecible (evento único). Ser ateo no significa ser mala persona.
Salvando a los Jimmyliebers auténticos, que no son tantos, están los Call Center, aquella mara cuyo deber es escribir idólatras opiniones del actual número 1, acusando a los detractores de “desestabilizadores” lección bien aprendida desde Vinicio Cerezo y renovada por Álvaro Colom. Yo voté por el señor Morales, no me avergüenzo por ello, creí que podía hacer algo. Los detractores dicen que quienes le votaron no deben quejarse, que mal percepción de la democracia, quienes le votamos tenemos la obligación moral de exigirle cumplir con lo ofrecido, ello no implica defender a ultranza los evidentes fracasos y el absurdo proceder del gobierno.
En este país hay personas muriendo en las calles, esto mientras vemos juicios por robar dinero que bien pudiese servir para salvar vidas, por lo que es aberrante ver como insensiblemente la familia presidencial actúa. Al señor presidente debo decirle que la campaña presidencial ya finalizó, que la situación no se soluciona con tomarse fotos en centros públicos de asistencia social, contar moraleja o pedir disculpas. Es el momento de las soluciones, la violencia y pobreza en las calles deben por lo menos empezar a contrarrestarse, con hechos y políticas de estado coherentes no con espectáculos y limosnas. Si el dinero de nuestros impuestos sirve para las «dietas» de muchos malos políticos, que también sirva para que la gente no muera tan cruelmente.
Conciencia
Ubiquémonos. Hay que aceptar realidades, el hecho que no existe Santa Claus, no implica que quienes creímos seamos odiosos con los que hoy creen, aceptamos la realidad y respetamos la fantasía. Hacer caso a David Faitelson es como creerle a Laura Bozo, personas que viven del escándalo y la lengua viperina, no sabrán nunca de las buenas costumbres, menos de disculparse sinceramente en pos de la fraternidad, su triste ego en las pantallas lo volvieron su modo de vida, caso perdido de un comunicador cualquiera. Ponerse a su nivel demuestra lo poco juicioso que puede ser alguien, no digamos el que representa a una nación; tan inverosímil como si uno fuera un representante nacional y saliera a un balcón para igualarse en malcriadeces de señas con cualquiera. Aplaudo los balones pintados de rojo lanzados en Palacio Nacional, creativa y excelente forma de mostrar el descontento generalizado por el actuar de los que hoy ostentan el poder.
Es correcto, a mi entender, ver fut y olvidarme totalmente de todo en ese momento, uno merece divertirse si trabaja honradamente, pero una vez pasada la ocasión, como personas conscientes debemos regresar a la realidad y luchar por un lugar mejor para nuestros seres queridos. A mí no me gusta el Rugby, pero jamás me burlaría de quienes gustan de él, llamándolos públicamente poco menos que tontos. Igualmente el querer a esta hermosa tierra no implica gustar del fútbol, ser un buen guatemalteco involucra una serie de buenas costumbres, entre ellas la educación.
Un artículo a título personal de Byron Pernilla
*Me disculpo con lectores de otros países a lo que dije que trataría de no escribir sobre coyunturas locales. Esta será de las pocas.