El chiste discapacitado

En España comparan discapacidades con deportes y hacen gracia de malformaciones en una persona. ¿Algún ofendido? Qué va ser, si los hay son los indignados, además la nación más poderosa del mundo eligió como presidente a quien ridiculizó descaradamente a una persona con parálisis cerebral.

En la era de los indignados muchos intentan mantener la cordura y no ofuscarse por sandeces de los modernos bufones, esto ya cansados de hashtags puritanos, pero en esa delgada línea de la libertad de expresión, se mueven los chistes sobre personas con discapacidad.

Existe un programa español llamado “La vida moderna”, programa cuyo contenido pretende ser trasgresor, haciendo bromas sobre todo lo que se les ocurra a los conductores, esto enarbolando la bandera de la libre expresión y justificando toda ofensa con “Hacemos humor negro”.

En septiembre del año pasado se burlaron de un diputado representante de PCD por su malformación en los brazos. El ofendido, quien tiene el síndrome de Roberts, lo tomó con humor y en nombre de la libertad, condescendió con sus ofensores, para él cómicos.

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En este abril, los “geniales” locutores de la Cadena SER, compararon Autismo y Asperger con deportes.

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En el primer caso no se armó revuelo, el sujeto de burla suele burlarse de sí mismo y la ocasión se prestaba para verse igual ante todos. Comparto la opinión de Víctor V. Epifanio, si la ofensa se dirige por la discapacidad, toda persona con esa  discapacidad debió sentirse mal.

En el segundo caso las cosas no les fue tan bien, las asociaciones del espectro autista son influyentes y les hicieron retractarse, aunque a todas luces a regaña dientes y casi ironizando la disculpa, tan miserable como sus principios.

¿Resentidos?

Una discapacidad no es motivo para andar resentido y triste, incapaz de reírse de sí mismo, pero eso no significa que alguna vez se transitó por las estepas de la aceptación si nos referimos a  una discapacidad adquirida, incluso de una discapacidad congénita. Para llegar a disfrutar de una vida plena con discapacidad hay un camino tortuoso por el que se debe transitar, algunos van lento, otros rápidos y algunos tantos corren; pero están aquellos que nunca terminaran ese cruel trayecto, partiendo de este mundo sumidos en la tristeza.

Una cosa es que un desubicado compadre se ría de mi discapacidad en el patio de mi casa y otra cosa muy distinta que se carcajee de la misma discapacidad en un micrófono de algún medio masivo. Cuanta gente hay disfrutando la vida con alguna discapacidad, mucha sin duda, pero cuantas personas allá afuera hay luchando con su dolor, librando una batalla que nadie puede librar por ellas, sintiendo lo que otras no conocen, y de pronto escucha que un comediante usa ese dolor para que todos rían pues en nombre de la libertad no hay derecho a ofenderse.

¿Pero no acaso las PCD hacen chiste de su situación? Si, desde luego. Pero es como si cualquier persona hiciera un chiste de la nariz de la persona que más ama en esta vida, se lo contara, y los dos rieran. Otra cosa es que los dos vayan por la calle y un desconocido se mofara perversamente y bulliciosamente de la misma nariz. A Will Smith le salen geniales los chistes irónicos de personas de raza negra, pero díganle a un comediante blanco que lo haga en público en gringolandia.

No hay que caer en el juego de ofensas, las personas aludidas y con una vida centrada no podemos darnos el lujo de ofender a quienes en ignorancia lastiman con sus palabras. Como aquellos que creen que diciendo improperios mágicamente el problema se resuelve, no solo no sucede sino se termina en un juego en el que los participantes son de la misma calaña.

No se trata solo de cambiar de sintonía, hay que llamarles la atención con altura, explicarles con dibujitos lo torpe de su actuar, allá ellos y su público si insisten en la tontería. Aunque deberían actuar los entes estatales que velan por la ley, pero  jamás como cacería de brujas para humillar al del desliz, en la inteligencia que todos nos equivocamos.

CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD

Artículo 17

Protección de la integridad personal

Toda persona con discapacidad tiene derecho a que se respete su integridad física y mental en igualdad de condiciones con las demás.

Aquí es donde se rasgan las vestiduras y salen con el cuento falaz de que entonces primero censuraran un chiste ofensivo hacia un colectivo vulnerable y luego una opinión política. Justificar así un agravio para ganar público y por ende plata, es vil. Ser cómico es difícil en la actualidad, pero en todas las épocas tener buenos principios cuesta menos y ayuda a muchos.

Alguna vez escribí que no me gustaba andar alegado por la corrección política en cuanto a los derechos, y así es, pero una cosa es alguna equivocación fortuita de alguien y otra cosa muy distinta el dolo, como evidentemente sucede en este caso.

Y sí, es cierto que prohibiendo esos chistes ninguno de los ofendidos tendrá más y mejores oportunidades de una vida menos difícil, pero también es cierto que mofándose del más débil y sufrido se normaliza el insulto, y por tanto la discriminación, enseñándoles a otros a no detenerse contra el indefenso, so pretexto de un libertinaje que se confunde con libertad. Y entonces si alimentamos el pensamiento de gente sin escrúpulos, quienes como nazis ven a las minorías como números sin alma.

En esta era en donde el reguetón les dice a  las mujeres prostitutas, y es bailado por muchas mujeres para nada ofendidas, las PCD no podemos hacer lo que hacen ellas, puesto que no se ríen con nosotros, se ríen de nosotros, debiéndose entender que ese humor lástima a más de uno.

De Byron Pernilla

Opinión de Víctor V. Epifanio

Uno de los protagonista

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