Asistente Sexual

Una mujer con un vestido corto, está sentada sobre las piernas de un hombre en silla de ruedas, los 2 con sus caras difuminadas.

Tener relaciones sexuales consentidas entre dos personas mayores de edad es “normal”, mejor digamos que es “convencional”. Es algo tan natural como disfrutar al desayunar tu plato favorito o hacer a solas ese placer que no daña a nadie, pero nos incomoda que alguien sepa, como quizá cantar un Karaoke. Las anteriores acciones se pueden realizar, basta con querer, y son un derecho, pues son privadas.

Ignorancia

Durante un evento deportivo en Villa Nueva a finales del recién concluido año, un  joven me preguntó que cuantos años antes de mi accidente procree a mi hijo. Al aclararle que fue 5 años después de mi lesión, se sorprendió, pues dijo que para él las personas en silla de ruedas no podían (tener sexo), y además, quién iba a querer con ellas.

Insensibilidad

Hace uno días en una red social se compartió la noticia que en Alemania se planteaba incluir en los servicios sociales subvencionados por el gobierno, el apoyo con Asistentes Sexuales para PCD que no pudiesen pagarlo. La mayoría de comentarios eran hirientes, alguno escribió: “Que se compren una muñeca o un vibrador.” Está era una vertiente mayoritaria de comentarios, pero otra apelaba a la “trata de blancas” como: “Ya otra manera de legalizar el abuso a mujeres.”

Razonamiento

Tener sexo es posible para las personas con discapacidad, hay muchas discapacidades como formas de tener las referidas relaciones; el obstáculo comienza con el consentimiento de la segunda persona, el grado se aumenta si hay ignorancia e  inconciencia, si  la hay, es imposible con esa persona, lo peor es que así es la gran mayoría. Las personas con discapacidad que conquistan a su pareja o que son conquistadas, resuelven el acertijo social, quienes no lo pueden hacer por lo alto de la discapacidad o su imposibilidad de socializar (en un mundo superficial y lleno de dogmas), deberán olvidarse de su derecho a decidir al respecto.

Una mujer con tatuajes y en traje de baño, está sentada en una lancha que está en tierra y besa apasionadamente a un hombre en silla de ruedas.

Las personas con discapacidad no somos seres asexuados.

La asistencia sexual resulta inconcebible para quienes, en su mayoría, no tienen problema con tener o no sexo; incluso muchos podrán utilizar los juguetes que recomiendan. Lo que ignoran, es que quienes requieren asistencia, ni siquiera tienen la opción de usar un muñeco de plástico o maniobrar un objeto en movimiento. Otra de las circunstancias olvidadas es que, las mujeres con discapacidad son las que presentan más dificultades, por lo que en los países donde se implementa la asistencia, se requiere en mayor número de asistentes masculinos.

Para muchos religiosos estar en contra de la Asistencia Sexual se debe a que el sexo es pecado, y nadie les podrá demostrar que ellos nunca lo hicieron por placer, sino, solo por procrear. Y así edifican en muchas personas, su “deber” de venir a sufrir sin derecho a sentir. Yo he escuchado testimonios de personas que solo añoran un beso, la oportunidad saber cómo se siente; y no son por mucho, gente degenerada o pervertida, son simples seres humanos atrapados en cuerpos que no obedecen.

Las PCD no debemos llevarnos por la pasión del tema, no debemos cruzar el límite del sentido común, y por demostrar igualdad, caer en la denigración de nuestro cuerpo. Hay iniciativas de igualdad sexual en países como España, en las que PCD se despojan de sus ropas y tienen sexo frente a cámaras, quizá en esos lugares la cultura permite que la mayoría observe un acto de liberación humana; pero en nuestras latitudes, muchos no admirarían, sino, juzgarían por morbo, y entonces solo se realizaría un espectáculo de circo.

Debemos sopesar mucho nuestra cultura para emitir una opinión mesurada y digna, pero que refleje nuestra soberana opinión. Igual debemos respetar a quienes abrazando un credo prefieran el celibato consiente, no somos quien para calificar que es o no felicidad; pero igual respeto debe requerirse, con educación. Finalmente, también se debe tomar en cuenta que existe abuso sexual de personas con discapacidad, en un mayor porcentaje de discapacidad intelectual, por lo que es una responsabilidad no enviar un mensaje erróneo a la sociedad.

Hay un vació sexual en la vida de muchas personas con discapacidad, en un mundo que debiera tener empaatía, no se trata de estar o no en contra, se debe empezar a reflexionar al respecto. A muchas personas con discapacidad les resulta difícil comer su desayuno preferido, otras no pueden articular frases totales, y una gran mayoría no puede, aunque quieran y puedan, tener relaciones sexuales consentidas.

Un artículo de Byron Pernilla

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