Aceptar que los amigos se van

El viento soplaba helado, los faros de aquel parque ya comenzaban a encenderse, un Paseo Navideño más había finalizado, junto a mis mejores amigos (y voluntarios), cómo siempre, esperábamos a que se fuese el último de los invitados, la idea siempre es marcharse hasta de último y asegurarse que todos regresen con bien.

Bryan era un chico de sonrisa fácil, quizá tímido al hablar, pero en realidad era muy arrojado, alguna vez se atrevió a llegar solo al Paseo Navideño, recuerdo que esa vez solo le enviamos el taxi. Él vino a este mundo como cualquier otro, sus primeros años fue un chico convencional -cuenta un familiar-, pero así es esa ingrata enfermedad: Distrofia Muscular, la cual ataca con mutaciones de genes que interfieren en la producción de proteínas necesarias para el desarrollo normal de los músculos; por ello los afectados paulatinamente van perdiendo la fuerza de sus músculos, y aunque ataca a hombres y mujeres, suele ser fatal en hombres.

Bryan para nuestro pesar entró dentro de los peores grados de la enfermedad, ello no le hizo un ser amargado, era jovial, participativo, así solía verle en fotografías con su familia, fotos que evidenciaban el gran amor que sus padres y hermanos le tenían. Recuerdo que fue uno de los primeros que llamé por teléfono para invitarlo a comernos algo cerca de las navidades, entonces se nos había ocurrido con mis amigos celebrar la navidad junto a personas que no podían salir de casa. La primera vez que nos vimos nos relató como tuvo su niñez como cualquier niño saludable, pero como su paso a la preadolescencia se fue tornando cada vez más difícil mientras las fuerzas le abandonaban. De la fotografía que acompaña de encabezado a este artículo, hay tantas historias, tantas aventuras que iniciaron aquel día en que muchos nos conocimos por primera vez, con Bryan son 3 los que se nos han adelantado ya.

Quedan los buenos momentos.

Un día oscuro

El pasado 18 de mayo era un día muy difícil para mí, en mi trabajo privado tenía mucha presión, por otro lado intentaba solucionar problemas fiscales y legales de una institución que represento, el papeleo y rechazo burocrático me alteraba; esto mientras que en nuestra organización de PCD estábamos a las puertas de un evento y las cosas eran muy difíciles en la gestión y montaje; aquel día no había dormido mucho y en medio de tantas cosas no había evitado pensar ¿Para qué me meto a estas cosas? Al final siempre hago algo mal y cargo siempre con culpas; eran de esos momentos en que todo no te sale como querías.

Ya en mi escritorio la primera notificación en línea es la muerte de Bryan, todo se me nubló tras mis lentes, de inmediato lo volví a ver en aquel frio parque de diciembre, cuando le pregunté si ya venían por él. Me respondió: -“Cómo casi no salgo me voy a quedar un rato más”-. Le respondí qué si estaba seguro, que yo me podía quedar, pero su asistente me dijo que no tuviera pena, que estaban bien y seguros, que los llegarían a traer. Su asistente llegó junto a él cuando era una niña, y ante nuestros ojos se había convertido en una guapa señorita.

Me dio “cosa” dejarlos, pero yo sé lo que se siente no poder salir por meses de casa, no por una pandemia, sino por falta de plata, falta de asistente, miedo o discapacidad. Cerré mis ojos y lo vi junto a ella, bajo la tenue luz amarilla de un faro, en aquella tarde helada, y como el auto se fue alejando y haciéndolos más pequeños ante mis ojos. Me enojé. No comprendo por qué hay personas que solo nacen para sufrir, no entiendo por que un ser humano pueda sufrir tanto sin haber hecho nada. Creo en mi Señor Jesús, pero en esos momentos florece mi ser humano, ese que tiene más preguntas que respuestas.

Después del berrinche me serené y limpié mis mejillas, recordé el cariño de su familia, la confianza de un familiar que me alertó unos días antes de lo que sucedía, pero resonaban más las palabras tan lindas, y que no merezco, que Bryan me decía siempre que nos veíamos. También pasa por mi mente como mis amigos en medio de la pandemia lo visitaron y le llevaron canastas navideñas cuando no nos podíamos reunir para fin de año.

Bryan y su sobrina.

Esperanza

Empecé a aceptar lo inevitable, aferrarme a la promesa de una mejor vida, aquella de “bienaventurados los que sufren por que serán consolados”, y esa promesa de sobra Bryan la había ganado. Yo un tipo que a penas le conoció, no imagino lo que sus seres queridos sintieron, solo sé que ellos también hallaran gracia ante los ojos de Dios por su gran cariño hacia mi querido Bryan.

Volví a trabajar con el corazón partido, pero ¿de qué puedo quejarme? Yo tengo la oportunidad de hacer algo, quizá soy el peor líder, tengo las peores ideas y me meto en cosas tontas, pero también tengo esa oportunidad de cambiar algunas cosas, oportunidad que otros no tienen. Soy un privilegiado, aunque no mueva mis dedos, y aunque las cosas las haga imperfectas, siempre las hare con todo mi corazón, sabiendo que ahí afuera hay mucha gente que sufre y que tan solo por unos momentos, todos podemos sacarle una sonrisa a quien sufre.

Hasta siempre Bryan, buen viaje, muchas gracias por tus palabras y amistad.

De Byron Pernilla

9 comentarios en «Aceptar que los amigos se van»

  1. BYRON PERNILLA LE AGRADEZCO A DIOS Y A USTED POR TENER UN ENORME CORAZÓN HACIA LAS PERSONAS Q LO NECESITAN, GRACIAS X ESA AMISTAD QUE TUVO CON MI HERMANO BRIYAN X SU COMPAÑERISMO Q BRINDABA A ÉL AÑO TRAS AÑO. LE DOY GRACIAS AL SEÑOR, POR CONOCER A UNA PERSONA HUMILDE, AMABLE, CON UN CORAZÓN INMENSO. USTED ES UNA PERSONA MUY BENDECIDA POR DIOS.
    POR ESCUCHAR A MI HERMANO BRIYAN EL LOS MOMENTOS DIFÍCILES.
    ESTAMOS PROFUNDAMENTE ADOLORIDOS POR LA IRREPARABLE PERDIDA.
    DIOS ME LO BENDIGA SIEMPRE.

    1. Gracias por sus palabras, yo también agradezco la confianza que me brindaron al dejar que nos lo lleváramos a nuestras locuras. Oro por la paz en sus corazones y la gracia de Dios con nuestro querido Bryan. Un abrazo con el corazón.

        1. Byron que agradezco de todo corazón por no dejar nunca Brian desde que lo conociste siempre estuvo en tu mente, el te queria mucho. El fue muy feliz con usds. Eres un gran ser humano. Dios te bendiga.

        2. Conocí a Bryan y entablamos conversaciones, y las pocas veces siempre se mostró un ser muy amable, y siempre con una sonrisa, cada persona tiene un propósito de vida, y para su familia lo fue. Que Dios de fortaleza a la familia, y para ti aunque seamos desbaratados y no todo nos salga bien pero hacemos lo mejor posible porque cada persona que este a nuestro alrededor pueda tener momentos felices

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