Todos podemos desperdiciar la capacidad

¡Todas las personas con discapacidad debieran estar avergonzadas! Me dijo mi querida vecina al comentar la detención de una persona con discapacidad como presunto jefe de una mafia citadina que extorsiona y asesina a sus víctimas. Yo le pregunté que si al salir todos los días la noticia de algún asesino sin discapacidad, todas las personas de su condición se avergonzaban. Ella me dijo que debieran.

Palabras más, palabras menos eso sucedió. Lo cierto es que las etiquetas no solo en computación son imprescindibles, sino en el día a día de una sociedad acostumbrada a ver a los individuos como representantes de un grupo y no a un ser único e individual, con los mismos derechos y obligaciones.

Una PCD no es héroe tan solo por vivir, no somos especiales porque algunos solo comemos la oferta semanal del supermercado, lo que pasa es que no nos alcanza para el bufé de La Estancia (Es un restaurante, dentro de un sarcasmo pierde amigos). Pero quizá ahora es el momento indicado para recordar a muchos que todos los seres humanos tenemos capacidades diferentes.

Todos tenemos un talento innato superior e independiente a las demás capacidades. Ese talento es el que bien encausado redunda en una vida ejemplar, que no solo beneficia a su dueño sino a la sociedad y quizá al mundo. Pero talentos desperdiciados y mal encarrilados solo dejan destrucción y dolor a muchas personas; para ello no se necesita ser de una raza en específico, una religión, una ideología política o ser una persona con discapacidad.

Por todo lo anterior, es necesario que desde las altas esferas del estado y la cúpula empresarial, se vea la inclusión laboral de PCD como una política de desarrollo y no de asistencialismo vulgar y barato, solo útil en campañas electorales con retorica para bobos. No digo que esto termine con PCD envueltas en la delincuencia, pero definitivamente habría menos posibilidad y si habría más oportunidad para una vida digna con discapacidad.

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Mis increíbles amigos norteamericanos.

Tengo el privilegio de conocer a Mark, un increíble gringo amigo mío, él junto a otros sus paisanos vienen a Guatemala a ejecutar jornadas médicas para gente de escasos recursos y actualmente un grupo de ellos ayuda a los damnificados del Volcán de Fuego; ellos son seres excepcionales. También hoy el impresentable presidente de Estados Unidos enfrenta un caso de soborno a una estrella porno, esto por algo que hizo durante su matrimonio, a parte del crimen cometido contra niños inmigrantes y tantas intrigas propias de un timador sin escrúpulos.

Yo nunca pensaré que todos los gringos son iguales, y al igual que cualquier persona con o sin discapacidad, creo que son sus propios actos los que hablan por ellas y por lo que solamente ellas deben ser juzgadas.

De Byron Pernilla

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