Reconozco que soy bastante analítica

Sandra Espín Tello Doctoranda en Ciencias de la Salud, Terapeuta Ocupacional y Estudiante de Psicología  Zaragoza España

Sandra Espín Tello
Doctoranda en Ciencias de la Salud, Terapeuta Ocupacional y Estudiante de Psicología
Zaragoza España

Últimamente me estoy dando cuenta de que muchas veces se elogia a una persona únicamente por el hecho de tener una discapacidad. A mí, sin conocerme de nada absolutamente, me han dicho que siga así y que no cambie nunca, que debería de haber más gente como yo. ¿Como yo cómo exactamente? ¿Morena? ¿Con silla de ruedas? Porque poco más pueden conocer de mí a parte de lo que se ve a simple vista.

“Es que la gente como vosotros sois unos valientes”. Será valiente el que sea valiente, y el que no, no. ¿O es que no somos personas individuales, cada uno con sus propias características?

Tiempo atrás leí algunos escritos (en blogs, páginas de facebook, e incluso un libro) de personas con discapacidad física, sin afectación cognitiva. Me llamó la atención la mala utilización que hacían algunas de ellas de la gramática: frases muy mal compuestas que en algunos casos producía falta de coherencia, faltas de ortografía, repetición de palabras y de significado, poesías sin ninguna rima… ¡Cierto! Nadie es perfecto, todos tenemos fallos, pero la verdad es que algunos no escriben bien, como tantas miles de personas (otras virtudes tendrán). Pero no es a eso a lo que voy. Lo que más me llama la atención, y sobre todo me hace reflexionar, es que muchas personas les felicitan por lo bien que escriben, por su historia de vida…, y especialmente me da qué pensar que casi todos los comentarios son similares en todos los casos.

“Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizá sea ésta la razón por la que haya tan pocas personas que lo practiquen.” -Henry Ford-

“Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizá sea ésta la razón por la que haya tan pocas personas que lo practiquen.”
-Henry Ford-

Reconozco que soy bastante analítica, todo lo que percibo pasa por un proceso crítico y es desmigado, en algunos casos hasta su mínima expresión, para sacar una conclusión o una reflexión convincente que me haga entender esa situación. Así que después de leer todos esos escritos empecé a pensar que había dos factores comunes: por un lado está el hecho de tener una discapacidad, y por el otro los comentarios elogiadores. Antes de seguir me gustaría decir que yo no tengo nada en contra ni de lo uno ni de lo otro. Pero, y no es por chafar a nadie, ¿son reales los comentarios de los lectores de estos escritos? ¿Serían los mismos si no influyera el horrible sentimiento de la lástima? Es curioso que sean tan similares en personas distintas, y es por ello que se me ocurre pensar que en algunos casos el lector siente pena y su comentario se convierte en imparcial. Yo desconozco si con mis textos pasa lo mismo, pero es verdad que alguna vez lo he pensado, y me sentaría muy mal que así fuera. Me gustaría que la gente que me leyera dejara a un lado su conocimiento sobre mis características físicas y se centrara sólo en las letras, y las juzgara por su contenido, únicamente por su contenido.

Que conste que a mi me perece muy bien que cada uno escriba lo que quiera, y que se exprese como quiera, pero por favor, seamos justos y no digamos las cosas por decir.

En una sociedad con tantas desigualdades, injusticia, hipocresía, etc. las apariencias son como esenciales para que creamos que todo eso no existe, o que está limitado.

Las aceras están destrozadas, las tiendas tienen escalones por todos lados, los espacios públicos están a medio adaptar, la movilidad reducida es un hándicap para encontrar trabajo, o un bonus para colocarte en un puesto de 2ª para beneficiar al empresario, BLA BLA BLA, pero hay que aplaudir en público, hacerse una foto, darle un ramo de rosas y un bravo incondicional a la persona con discapacidad para que todos veamos, por una parte como la sociedad está cambiando, y por otra parte como Fulanito apoya y entiende la discapacidad.

¿O es un pensamiento demasiado cínico o malintencionado? Verdaderamente, para que todo esto ni se nos pudiera pasar por la cabeza, haría falta simplemente alcanzar una sociedad adaptada para todos (no solo para una determinada mayoría), y a partir de ahí, todos pasarían de manera natural por el mismo rasero.

Una vez, una chica también con movilidad reducida, me dijo que las diferencias dejarían de existir en el momento en el que no se hablara de discapacidad (aplicable también a otros problemas como por ejemplo el racismo). Sabias palabras, con toda la razón del mundo.

Por otro lado también me gustaría comentar que he comprobado que hay personas que se regocijan en su grado de discapacidad y lo pregonan cada vez que pueden. Increíble pero cierto. Personas que presumen de que con un 90% de discapacidad son prácticamente independientes (pueden caminar sin ayudas técnicas, alguna incluso embarazada, pueden ir al baño sin ayuda…). Olé por ellos, pero lo siento mucho, dudo que tengas un 90%. Yo la verdad es que nunca he hecho mucho caso de mi grado de discapacidad, para mi no es más que un número que sale en un papel y que me lo piden en algunos casos, pero anda que no he cambiado desde que me lo asignaron…

En fin, ¡iremos haciendo camino al andar!

Espero que nadie se sienta ofendido, y tampoco aburrido.

¡¡Muchos saludos y abrazos para todos!!

*Un artículo para Asodispro® de Sandra Espín Tello, Zaragoza, España

 

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2 comentarios en «Reconozco que soy bastante analítica»

  1. Hola Sandra. Es para mí un placer leer letras escritas con autenticidad, acostumbrados a que en la red haya pensamientos predecibles, es una bocanada de frescura leerte. Lamentablemente un gran segmento de personas con discapacidad no tienen la avidez de la lectura o escritura, ya sea por analfabetismo o por pereza intelectual, aunque también entra parte de las personas convencionales. Pero cabría acotar, que aunque hay quienes no escriben con la capacidad de un literato, lo hacen como una la única forma de escape a realidades difíciles, y en esto hay un merito, por lo que aun en sus incoherencias debemos respetar su derecho de expresión. Con la experiencia de mi caminar, creo que uno debe buscar un equilibrio en el análisis, la radicalización de las ideas han hecho mucho daño al intelecto, quizá el secreto sea ese, no polarizar y mejor instar a una mejora en la capacidad de transmitir pensamientos en las personas con discapacidad. Respecto a las opiniones y felicitaciones a las PCD solo por poseer una discapacidad, te digo que muchos si lo hacen sinceramente y su fin sería animar a quien escriben. Te comento una anécdota: al principio de mi estar en silla de ruedas, al salir a la calle las personas a veces se me acercaban y me daban unas monedas (en mi país hay muchos mendigos con discapacidad) yo las rechazaba pues hasta me sentía ofendido. Cierta vez mi hijo que iba con migo se percató que me iban a dar dinero, me dijo que lo recibiera y le hice caso. Al seguir caminando por la calle encontramos a un mendigo, él sacó las monedas que me habían dado y se las dio. Esto me hizo reflexionar, quizá yo al rechazar aquel dinero ofendía a las personas y estas quizá por la experiencia ya no volvían a dar a un extraño, por lo que yo les quitaba la oportunidad de recibir algo de dinero, además, quienes dan sienten satisfacción al ayudar y ese sentir yo se los quitaba. Desde entonces no me niego a recibir monedas de un extraño. Sé que son odiosas las comparaciones, pero quizá sea esto parecido a quienes dan palabras de aliento, tan necesarias para algunos. Comprendo tu punto de vista, a veces la hipocresía social nos llega al colmo, pero ello no debe crear resentimiento, como se podría llegar a percibir. Pero más allá de mis digresiones, te felicito no nada más por adularte, puesto que son muy pocos quienes se atreven a escribir lo que verdaderamente sienten, y la virtud esparce conocimiento en quienes somos adictos a la razón. Y bien dices tu, haremos camino al caminar. Abrazos!!!

  2. ¡Hola Byron! Perdona por tardar en responder, ya sabes lo ocupada que ando…
    Muchas gracias por tu comentario, me ha gustado mucho y me ha parecido muy interesante.
    Sé que tienes razón en lo que me dices, y estoy de acuerdo. Pero ya me entiendes, lo ideal es que el sentimiento de la lástima no existiera, ¡es odioso!

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