Elecciones 2019: Yo votaré por…

Acudir a un centro de votación, sin medio de transporte propio y estando en silla de ruedas es toda una aventura; debo asegurarme de llevar más de 2 asistentes que soporten cargar al gordo, la accesibilidad casi siempre ha sido una dificultad, a parte los taxis ese día cobran más. Desde siempre he acudido a la cita democrática, lamentablemente haciendo uso de mi anti-voto o votando por el menos malo.

De antemano pido disculpas a mis amables lectores de otras latitudes por escribir de política doméstica, igual algo hay de varios países. Será de las pocas veces que lo haga.

Este gobierno se llevó mi última ingenuidad política. No es que uno creyera que transformara una politiquería enraizada por décadas, pero si quizá un régimen de transición pos-Otto-Baldetti, que bien merecieron su suerte. Pero nada más lejos de la realidad, tuvimos un gobierno huérfano de liderazgo, con un actor que debió brillar por su manejo de medios, pero fue un personaje trillado de víctima, llorando el desprecio de quienes osaban criticarle, pues dijo que no eran nacionalistas quienes lo hacían, esto mientras advertía que la ley era correcta solo con sus interpretaciones.

Por otro lado estaba la CICIG y el MP, entes que mostraron su gran valía al sacar a un gobierno corrupto, pero al parecer la victoria se les subió a la cabeza. Todo comienza con las faltas del electo gobierno, faltas nada parecidas a sus antecesores, o al menos las que se conocen. En esos momentos el gobernante debió llamar a los pesquisidores, había que admitir errores, que si los vemos no eran tan graves, esa humildad no era humillante, hubiese sido una decisión de estado, ofrecer pagar los errores de una manera que permitiera la gobernabilidad del país.

Por el otro lado estaba el duo dinámico, envalentonados igual olvidaron la humildad de un buen vencedor. Se trataba de aplicar la justicia a un poder recién electo democráticamente, bueno o malo merecían por lo menos negociación, ello en pos de un país hundido por las extorciones, inseguridad, asesinatos, Etc.

Una parte creo que se dejó embaucar por quienes con delitos más graves les convenía criminalizar a los entes encargados de justicia. Por el otro lado la persecución parecía focalizada, yo me negaba a creerlo. Y entonces la falta de negociación, los egos y muchos tentáculos en la oscuridad dieron pie a una confrontación entre dos entidades que se creían dueños de la verdad, una batalla que solo ha dañado a los ciudadanos.

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Los culpables

En Nicaragua se da un gobierno en el que el presidente es el esposo y la vicepresidenta es la esposa, al verlos parecieran dueños de un circo, él un orador insoportable para una persona informada, y ella, un personaje que cobra por leer la mano y ver su estrafalaria forma de vestir. ¿Cómo un pueblo llega a esto? Desde la asunción al poder de Violeta Chamorro, tras la derrota sandinista en las urnas, se fueron dando gobiernos saqueadores de derecha, gente que enmascaraba su mercantilismo de capitalismo, empobreciendo aún más al noble pueblo nicaragüense.

Hartos de tanto hipócrita, las personas toman decisiones que castigan con su voto, lo malo es que cuanto más radical, más se acercan al suicidio como nación libre. Pero esto es solo un botón de muestra dijo Sandro, la reacción de un electorado en similares circunstancias se ve en Estados Unidos, un buen orador cómo Barack Obama terminó con la paciencia de quienes pagan tributos y lo único que solicitan es incentivos de productividad, seguridad y justicia, y aunque es importante el tema de la tolerancia, no lo es tanto cuando la economía se desinfla en medio de reformas sociales que agrandan el gasto publico mientras el gobernante visita tiranos que escupen la democracia. Y entonces vemos gobiernos que son la peor versión en caricatura de aquellos estadistas de la guerra fría.

Los culpables de los Ortega, Chávez, Trump, Etc. son los corruptos, los ineptos, los que no entendieron que un presidente es un servidor público, que debe representar la unidad y honradez de un pueblo, sus principios, que deben haber reformas pero respetando a todos por igual. México es el que más recientemente ha dado un giro cansado de obras teatrales de gobierno, y aunque aún es prematuro opinar, Obrador parece centrado y no un radical, lo que no sus incondicionales, quienes se le van al cuello a cualquier opinión en contra. Brozo dijo esta semana una frase fabulosa a los fanáticos: “Al gobierno no se le aplaude, se le revisa”.

Esta frase debe entenderla la comunidad cristiana, muchos embaucados por líderes que han sembrado aquello de: -Hay que orar por el gobierno en vez de criticar, esto pues por algo Dios  le permitió tener el poder-. Esto es algo así cómo se veía a los reyes. Si eso fuera cierto Juan el Bautistas no hubiese perdido la cabeza y Pilato hubiese comprendido que era la verdad. Claro que hay que orar, pero también hay que dar al Cesar lo que es del Cesar, jamás mintiendo o bajando la cabeza.

Mi voto

Simpatizaba con Thelma, pero sus primeros pasos cómo política confirmaban los señalamientos más radicales, sin buscar consenso y reuniéndose con lo más recalcitrante de la izquierda, su discurso se fue radicalizando y pues me decepcionó, lo que no quiere decir que fuera en mi opinión, la única diferente en los candidatos de punta, igual, no le hubiese votado. Después está una piña de gente intrascendente, postulaciones que seguro tienen intenciones tras su candidatura, pero seguro no es la presidencia ya que los conocen solo en su cuadra.

Votar por alguno de los punteros es votar por este perverso sistema, no hay opción, ellos no tienen ni idea de lo que es ser moralmente correcto y consecuente con una ideología, son personas que o solo han vivido de la política o enfermos de poder.

Alguna vez no voté por presidenciables, pero si iba solo para favorecer a Encuentro Por Guatemala, Nineth siempre había fiscalizado y la sentía la menos hipócrita, sabiendo su carrera desde el GAM. Pero hasta ella no tuvo los arrestos de renunciar ante las acusaciones de financiamiento electoral ilícito, me defraudó.

No iré a votar, no vale la pena gastar mi tiempo y dinero en un espectáculo de circo. Pero eso no significa que no tenga derecho a criticar o alzar la voz en contra de un mal gobierno, eso sería lógico si al no votar, dejara de pagar impuestos, y no es cierto. Lo cierto es que quede quien quede, yo debo trabajar todos los días, seguir intentando superarme, creando oportunidades para otros e inventando proyectos, sí, esos que luego se convierten en ideas por las que debo pagar impuestos, esos que mantienen a tanto inepto.

Y si oraré, pido a Dios ilumine a quienes votarán, y que quien resulte electo, vea un pueblo pujante, inteligente y que lo que necesita es que hagan su trabajo, que no siga allanando el camino de algún falso mesías.

De Byron Pernilla

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